Sinaloense de
nacimiento, Inés Arredondo es una de las plumas más importantes de la segunda
mitad del siglo XX en nuestro país.
Armando Enríquez
Vázquez.
Hay escritores, las
mujeres estamos haciendo muy mal en decir: "la mejor escritora",
"es de las mejores escritoras". Yo no soy escritora, yo no quiero ser
una de las mejores escritoras. Quiero ser uno de los mejores narradores de
México junto con los hombres, yo creo que las mujeres nos estamos discriminando
solas.
Así respondió Inés Arredondo a Miguel Ángel Quemain en una
entrevista. Inés Arredondo es uno de los escritores más importantes de nuestra
literatura y a nivel popular una de las más desconocidas.
Inés Arredondo nació el 20 de marzo de 1928 en Culiacán,
Sinaloa. Su nombre verdadero era Inés Amelia Camelo Arredondo. Fue la mayor de
nueve hermanos de los cuales dos murieron a muy temprana edad, a pesar de
disfrutar juegos con sus hermanos menores, Inés se hartaba de correrías y
discusiones y se encerraba en su cuarto a leer durante horas. Su madre brindaba
cierto apoyo a la lectura, pero no creía
en las mujeres independientes, su padre creía que las mujeres debían seguir las
tradiciones de los sectores conservadores de la época y por lo tanto debían
preparase para administrar un hogar.
Sin embargo Inés, no estaba dispuesta a seguir los patrones
que sus padres anhelaban para ella. Su educación primaria se llevó a cabo en un
colegio privado católico de Culiacán, donde las monjas, como es su costumbre,
amenazaban a las niñas con el infierno. Pero Inés tenía un Paraíso en el que se
refugiaba a lo largo de los veranos y un ángel guardián que la ayudó a librar
esa mediocridad que le querían imponer en el colegio Montferrant y las reglas
de su casa.
Ese Paraíso era la finca cercana a la Ingenio azucarero
Eldorado donde trabajaba su abuelo Francisco Arredondo, al que cariñosamente
llamaba Papá Pancho. Eldorado como todo Paraíso era un lugar de exuberante y
caprichosa flora, los dueños de la finca habían sembrado lichis, cidras,
mangos, limoneros y Papá Pancho vestido como funcionario del imperio británico,
traje blanco de lino y sarakof administraba el lugar. Al final de la jornada
laboral Papá Pancho contaba a sus nietos cuentos de Andersen, Hoffman, los hermanos
Grimm. El amor del abuelo y la comprensión de las inquietudes de Inés lo
llevaron a financiarle los estudios de bachillerato, primero en Guadalajara y
más tarde en el Distrito Federal cuando Inés se inscribió, en contra de los
deseos de sus padres, en la facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.
La joven cambió su nombre por el de Inés Arredondo en
homenaje a su abuelo y permitiendo que el linaje del apellido se perpetuara una
generación más, Papa Pancho no tuvo descendiente masculino.
Ya en la facultad de Filosofía y Letras la lectura de
Nietzsche y Kierkegaard la llevaron a un estado de gran angustia y a una crisis
personal que casi la llevó al suicidio pues a su parecer un mundo sin Dios no hacía
sentido alguno.
Inés, pasada la crisis, cambió de carrera y entró a Letras
Hispánicas. También estudió biblioteconomía. En 1953 se casó con el escritor
Tomás Segovia con quien tuvo cuatro hijos, uno de los cuales murió muy pequeño.
En su duelo incompartible de madre, Arredondo comenzó a escribir el primer
cuento que publicó y al que tituló El
membrillo.
Mi estado psicológico
no era normal; entre el mundo y yo había como un cristal que apenas me permitía
hacer las cosas más rutinarias y atender
como de muy lejos a mi pequeña hija Inés. Era algo más grave que el dolor y el
estupor del primer momento. Yo estaba francamente mal. Para abstraerme, que no
para distraerme, me puse a traducir, con mucha dificultad, creo que un cuento
de Flaubert, y de pronto me encontré a mí misma escribiendo otra cosa que no
tenía que ver con la traducción…
Así describió Arredondo años más tarde la génesis de ese
primer cuento. El cuento fue publicado en 1957 en La Revista de la Universidad.
En 1965 se publicó su primer libro de cuentos al que tituló La Señal, Arredondo y Segovia se
divorciaron y ella siguió sufriendo de problemas de depresión y crisis físicas
que la llevaron a ser operada en diversas ocasiones de la columna vertebral. En
1972 Inés Arredondo se volvió a casar en esta ocasión con un médico llamado
Carlos Ruiz Sánchez. En 1979 publicó su segundo libro de cuentos Río subterráneo que le valió ganar el
Premio Xavier Villaurrutia.
En 1983 publicó una novela corta titulada Opus 123. Y finalmente en 1988 un tercer
libro de cuentos: Los espejos.
Arredondo continuó sufriendo de la espalda, escribía
acostada apoyada en una tabla y su esposo luego transcribía sus textos.
Encerrada en su departamento a lo largo de sus últimos años de su vida Inés
Arredondo murió de un infarto mientras veía la televisión con su esposo el 2 de
noviembre de 1989.
publicado el 29 de junio de 2015 en mamaejecutiva.net
imagenes: revistavariopinto.com
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