Katia Apalategui,
creó la idea de hacer perfumes con la esencia aromática de aquellos que han
muerto para no olvidarlos y Christoper Brosius tiene años cubriendo de aromas
singulares a los humanos.
Armando Enríquez
Vázquez.
¿Qué pasaría si al abrazar a una persona descubrieras que
huele a salón de funeraria o a flor de cannabis?
Al parecer en el mundo de las fragancias nada esta escrito y
el olfato y los aromas pueden ser un mercado prometedor para los intrépidos.
En este mundo en el que se nos repite hasta el cansancio que
aprendamos a vivir el presente, ya que ni el pasado ni el futuro existe.
Millones de personas pretenden aferrarse al pasado de una manera que incluso
parece obscena.
Me topé hace unos días con la nota de una mujer en Francia
llamada Katia Apalategui, quien a partir de observar como su madre olía la funda
de la almohada de su difunto esposo, el padre de Katia, para tener el aroma del
ser querido, decidió comenzar a investigar si la fragancia de un muerto podía
ser sintetizada en un perfume. Tras siete años de que le cerraran la puerta en
las narices por su idea, la vendedora de seguros encontró respuesta en la
Universidad de la Havre en el norte de Francia.
La nota no deja de ser una curiosidad más perdida en un
monto de notas desinformativas con las que los diarios llenan planas para un
lector que cree que de esta manera está haciéndose de datos valiosos.
Sin embargo hay ideas
tontas que pueden ser más peligrosas de lo que nos podemos imaginar.
Apalategui fundará ahora una empresa que utilizando las
investigaciones de la Universidad ofrece al consumidor el aroma de su muerto
más extrañado.
La esencia se consigue gracias a una técnica en la que a
partir de la ropa del muerto se recolectan las moléculas responsables del aroma
específico del difunto y los científicos de la universidad en cuatro días lo
convierten en un perfume.
Este producto que puede hacer a los zombis entrañables
comenzará a comercializarse en septiembre. Por el momento la señora Apalategui
se la pasa recorriendo los lugares ideales para conseguir clientes; las
funerarias y les ofrece a los deudos una cajita con un frasquito con la esencia
de sus muertos, previo permiso de los deudos para obtener muestras de la ropa
del difunto.
El precio al que pretende vender el frasco de perfume es de
unos 560 euros. Habiendo empezado por el lado mórbido del negocio, Apalategui
ahora piensa que este producto tiene un potencial desarrollo en aromatizar
también a amantes, para recordar al ser querido cuando este no se encuentra
cerca, o para aquellos padres y madres obsesivos que tienen hijos de viaje.
El desarrollo de nuevos productos avalados por los avances
científicos, no siempre son prometedores o realmente bien pensados por aquel
que cree haber encontrado una mina de oro. ¿O sí? ¿Qué sucede si una persona
que compra uno de estos perfumes con esencia de su muerto decide permanecer
olfateando pegado a un trozo de tela al que cada cinco minutos rocía con el
perfume? ¿No se podría estar agravando los casos de depresión aguda que suceden
cuando un ser querido muere? ¿No es este perfume un caso también para las
autoridades de salud? ¿Y qué pasa en el caso de los amantes que rompen el
compromiso, si de por si el helado y los kleenex no parecen ser suficientes? Un
perfume que evoca ese amor perdido, que ahora quien sabe por dónde andará puede
ser un arma de doble filo, ¿No está el fabricante tentando a los suicidas a
potenciar su capacidad de acabar con su vida? ¿O a los amantes celosos y despechados
a vaciar una pistola sobre la persona antes amada y acto después a olisquear el
trocito de tela que llevan en la otra mano como chavo que aspira con fuerza la mona para perderse en esa extraña
droga que es el despecho?
Pero en caso de los consumidores siempre existen gustos que
rompen géneros, en 2013 la empresa Demeter
Fragance Library puso a la venta un perfume con olor a zombi, aunque la
fragancia existía con aroma para él y para ella, no parece haber tenido un buen
resultado, pues ya no se encuentra en el catálogo de la empresa, pero existe
una fragancia llamada Elvira’s Zombie.
De una línea digna de cualquier darketo llamada Elvira Mistress of the Dark, personaje principal de una serie de
programas de televisión de los años setenta del siglo pasado de la ciudad de
Los Ángeles que servía para presentar películas de terror y que se convirtió en
un personaje icónico de este tipo de programas. La gama de productos de Elvira Mistress of the Dark incluye
además de la fragancia de zombi otras dos; Elvira`s
Vamp y Elvira’s Black Roses.
Esta empresa promociona fragancias muy particulares como
malvavisco, gin & tonic, helado de fresa, langosta, gasolina, pegamento y
otros aromas que seguramente pueden volver a alguien en inolvidable y no
precisamente en el mejor sentido de la palabra.
El fundador de Demeter
Fragance Library, Christopher Brosius, piensa que el repertorio de
fragancias de una persona no debe limitarse a los perfumes de diseñadores, lo
que es similar a tener un solo tipo de ropa, las fragancias como la ropa deben
incluir prendas que sean confortables y sencillas.
Salir o encontrarse con una persona que huele como
champiñón, crayola, lombriz, martini o carbón de mezquite, creo que nos puede
decir mucho acerca de esa persona, lo que no sé es que tan agradable pueda
llegar a ser.
publicado el 29 de junio de 2015 en the point.com.mx
imagen: aforadio.com
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