La democracia en México no funciona, es un pretexto para mantener un aparato burocrático ineficiente y enorme. Una verdadera afrenta a la ciudadanía.
Armando Enríquez Vázquez.
Cuando la semana pasada la mayoría perredista en la asamblea
legislativa de la Ciudad de México decidió dar el cambió de usos de suelo a 7
predios de la ciudad, concluyó la más reciente de las traiciones de un partido
que se proclama de izquierda y que desde tiempos de Rosario Robles ha gobernado
con voraz corrupción en contra de los habitantes de la Ciudad de México. Hasta
el 7 de junio pasado la Ciudad de México fue su bastión más importante.
Ese mismo gobierno, llamado de izquierda, aprobó, también la
semana pasada, en la peor tradición Stalinista que en la capital del país la
trata de mujeres por líderes políticos sea algo legal al exonerar a Cuauhtémoc
Gutiérrez de la Torre, basándose simplemente en la declaración de una de sus asistentes,
desechando las evidencias presentadas por la parte acusatoria. El poder
judicial de la capital, ese mismo que fue exhibido por su corrupción en el
documental Presunto Culpable y en
casos como el del magistrado Genaro Góngora Pimentel que se negó a pagar la
pensión alimentaria llevando sin pudor alguno a su amante a la prisión, ese
cuerpo judicial corrupto y vergonzante para nuestra ciudad debe ser
investigado.
Las rápidas acciones de gobernadores como los de Chihuahua y
Veracruz para enmendar las leyes electorales locales e impedir así las
candidaturas independientes, es una clara obstaculización al deseo de una
ciudadanía que está harta del ejercicio corrupto y unilateral de los gobiernos
locales y federal emanados de una partidocracia.
El jueves pasado tanto el FMI como la OCDE emitieron
comentarios negativos acerca de las expectativas de crecimiento en nuestro país
y de las tan cacareadas ventajas a corto plazo de las reformas estructurales
que tras un año y medio de haber sido aprobadas tienen resultados que fuera del
discurso repetitivo y mareador que sigue utilizando el gobierno federal en el
sentido de las bajas en las tarifas telefónicas, resulta hasta insultante. Y
mientras en la demagogia más insultante, el director de IMSS anuncia que se crearon
miles de nuevos empleos en México, la realidad es que por los comentarios del
FMI, nos acercamos peligrosamente a que la avaricia de Enrique Peña Nieto y
todos los que lo rodean hagan encallar al país en una de esas crisis que sólo
los priístas son capaces de generar. A pesar que de acuerdo con una nota
publicada en El País el 14 de abril de este año, México se convertirá en la
primera economía de habla hispana a pesar de la diferencia en el ingreso per
capita, pasaremos a ser la economía número 14 en el mundo.
El presidente sigue de manera inconsciente y prepotente
viajando con su Corte de los Milagros,
llena de idiotas y enanos, por el mundo demostrando que el PRI es igual que el
Partido Comunista de la Unión Soviética en sus años de auge. Mientras millones
de mexicanos viven en pobreza extrema, se asesina a estudiantes y cada día
desaparecen más mexicanos, él se pasea con todos aquellos que elogian su traje
nuevo de emperador.
Al mismo tiempo que se anuncia un presupuesto base cero para
2016 que atenta contra la educación y la cultura en nuestro país, los sueldos
de los funcionarios permanecen inalterados y el fuero, esa oprobiosa condición
que nos ofende a los ciudadanos convirtiéndonos en seres de segunda frente a
funcionarios déspotas y legisladores sedientos de dinero mal habido, se
mantiene lo más alejado de la discusión pública.
El presidente y su gabinete de seguridad han traicionado a
la ciudadanía de México que se ve obligada a abandonar sus pueblos y ciudades,
a dejar el campo y llegar a ciudades o municipios como Ecatepec donde los
feminicidios son un crimen común, e ignorado hasta la semana pasada, cuando
tanto el gobierno local como el federal pidieron la declaración para alerta de
género en la entidad. Un gobierno cuyo mayor logro en contra del narcotráfico
se acaba de fugar por un túnel de un kilómetro y medio que se construyó bajo
las narices del sistema de seguridad nacional y una vez más del gobierno de Eruviel Ávila.
La democracia en México no funciona, es un pretexto para
mantener un aparato burocrático ineficiente y enorme. Una verdadera afrenta a
la ciudadanía, en la que líderes sindicales cobran por hacer política y los
políticos cobran por los favores que otorgan a empresas como OHL. Un sistema
basado en promover la corrupción a todos los niveles porque así fue enseñado Enrique
Peña Nieto que no sabe de libros pero si de mentir, engañar y defender la putrefacción
que lo rodea, justificándola al darle un carácter cultural, casi genético.
La opacidad y la impunidad crecen en todos los niveles de
gobierno. Pero los culpables somos los ciudadanos que continuamos permitiendo
estas tropelías, que seguimos prendiendo la televisión esperando encontrar en
los noticieros de las cadenas nacionales el asomo en cierto grado de la verdad,
olvidando que Azcárraga y Salinas Pliego antes soldados del sistema hoy son los
que hacen que el Presidente y los suyos bailen conforme les mueven los hilos.
Si creemos que la democracia se compone de la acción
ciudadana que va más allá de votar, entonces debemos obligar a que los
funcionarios en los gobiernos locales, estatales y federales por medios de
actos pacíficos, cotidianos y constantes que demuestren nuestro anhelo por un
mejor México para todos y no sólo para aquellos que día con día nos traicionan
de palabra y acto a los millones de habitantes de nuestro país.
publicado el 14 de julio de 2015 en blureport.com.mx
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