Gracias a la
tenacidad de la mujer que fue la primera jefa de astronomía de la NASA, hoy
podemos entender al universo al verlo fuera de la atmósfera terrestre.
Armando Enríquez
Vázquez
Imaginemos a una niña de 11 años creando junto con un grupo
de amigas de la escuela un club de astronomía, lo cual no resulta difícil, sin
embargo, esto sucedió en 1936 en Nevada, en la época en que a la mayoría de las
mujeres se les enseñaba a no interesarse por nada que no fuera cosas encaminadas
a su matrimonio, la educación de sus futuros hijos y cosas por el estilo.
Pero Nancy Grace Roman lo hizo y acompañada de un pequeño número
de amigas y un delgado libro llamado “Seeing
Stars” se juntaban para ver y reconocer estrellas y constelaciones en las
claras noches de Nevada. Esa pasión de su temprana adolescencia había sido
alimentada desde la infancia por su madre, cuando años antes mientras vivían en
el norteño estado de Michigan le mostraba las estrellas y las auroras, se
convirtió en el tema de toda la vida de la doctora Roman.
A parte de esa fascinación junto con sus amigas y el apoyo
de su madre, nadie compartía la idea de que Nancy pudiera convertirse en astrónoma
y lejos de alentarla muchos maestros y su mismo consejero escolar la
desalentaban a seguir sus metas científicas. A pesar de los comentarios desfavorables,
incluso ya en la universidad, acerca de buscar una carrera como astrónoma,
Nancy logró titularse en 1946 de la Universidad de Swarthmore y fue a estudiar
su doctorado en la Universidad de Chicago graduándose en 1949. Una vez obtenido
el grado de doctora Nancy trabajó los siguientes seis años en el Observatorio
Yerkes que se ubica en Williams Bay, Wisconsin y es propiedad de la Universidad
de Chicago, aunque en octubre de 2018 fue cerrado al público y hoy se discute cuál
será su futuro. Su labor en el Observatorio consistió en ser profesora adjunta e
instructora, sin embargo, Nancy Roman estaba convencida que el hecho de ser
mujer sería su mayor impedimento para alcanzar la titularidad de cátedra, pues
a pesar de haber descubierto una estrella que más tarde fue bautizada con el
nombre AG Draconis y elaborar una
teoría que resultó cierta acerca de la cantidad de materiales pesados y la
orbita de las estrellas para determinar la edad de las mismas, se encontraba
atascada profesionalmente.
Por lo que decidió dar lo que creyó un paso adelante y aceptó
un trabajo en Washington D.C., en el Laboratorio de Investigación Naval de los
Estados Unidos, tristemente rápidamente este empleo reveló a la científica que
era peor que el empleo en Yerkes, pues no existían labores especificas en el
laboratorio para una mujer. Con el tiempo se fue ganando la confianza de sus
colegas y comenzó a trabajar en radioastronomía, geodesia y espectroscopia de
microondas, campos de reciente creación en esos años.
A finales de los años cincuenta, Nancy asistió a una serie
de conferencias impartidas por la recién creada Agencia de Aeronáutica y el
Espacio del Gobierno de Estados Unidos, conocida por sus siglas en inglés NASA.
Platicando con los directivos de la nueva agencia gubernamental Nancy se enteró
que estaban buscando personal que quisiera fundar el programa de Astronomía
Espacial, o sea la observación del espacio desde lugares más allá de la superficie
de nuestro planeta, algo que para muchos era impensable en ese momento, Nancy
al ver una oportunidad de crecimiento se propuso para el puesto. Su trabajo en
NASA inició en 1959 convirtiéndose en la primera jefa de astronomía en el
departamento de Ciencia Espacial.
Entre los grandes proyectos a su cargo se encuentran básicamente
dos; el Explorador de Fondo Cósmico conocido como COBE y que fue el primer satélite
lanzado con propósitos cosmológicos, esto es descubrir evidencia acerca del
inicio del universo, así como el mejor conocimiento del mismo y el telescopio
espacial Hubble, del cual Nancy Roman era especialmente entusiasta lo que le
valió el apodo de La Madre del Hubble.
Su gran labor para que estos proyectos se llevaran a cabo se dio dentro del campo
de la política y no en el de la ciencia. Nancy Roman fue muy hábil y supo vender
el proyecto de la mejor manera a los congresistas de Estados Unidos para aprobar
los presupuestos que a lo largo de los años hicieron de estas ideas una
realidad.
Nancy Roman además de ser una promotora de ambos proyectos
que se vieron realizados años después de la salida de Nancy de la NASA, creía
profundamente que observar el universo fuera de la atmósfera terrestre daría una
mayor comprensión y conocimiento acerca del cosmos y de La Tierra misma. La
astrónoma descubrió un asteroide en 1964 al que puso su nombre.
Nancy Roman fue además la primera mujer en ocupar un cargo
ejecutivo en NASA. En 1979, Después de veinte años en la agencia, se retiró
para convertirse en asesora de empresas dedicadas a la industria aeroespacial. Nancy
Roman vio todos sus esfuerzos cristalizar cuando en 1988 el lanzamiento del
COBE se llevó a cabo y en 1991 tocó su turno al transbordador encargado de
poner en órbita al telescopio espacial Hubble.
Roman Recibió varios doctorados honorarios, diversos premios
como el reconocimiento a los Logros
Científicos Extraordinarios otorgado por NASA y se mantuvo activa dando
conferencias hasta pasados los noventa años de edad.
Nancy
Roman falleció el 25 de diciembre de 2018 a los 93 años. En 2017 participó en
la marcha a favor de la ciencia que se organizó como protesta en contra de los
recortes presupuestales de Trump en contra de los programas científicos y tecnológicos
en Estados Unidos y ese mismo año fue incluida en el set de la marca Lego de
mujeres de la NASA.publicado el 21 de enero de 2019 en mamaejecutiva.net
imagen: mujeresconciencia.com
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