Junto con los otros
cuatro o cinco caballos que asedian a la humanidad hay otro que nadie quiere
ver; el de la ineptitud que puede acabar con naciones e individuos.
Armando Enríquez
Vázquez
La ciudad de México ha sufrido en los últimos 50 años una
masacre de estudiantes que tal vez o tal vez no se haya exagerado ad naseum y de la que todos los menores
de 35 años son sobrevivientes y voceros cuando las verdaderas cabezas del
movimiento estudiantil, aquellas con ideas que llenos de esperanza se plantaron
en la plancha de la Plaza de las Tres Culturas para planear un futuro donde
estaba prohibido prohibir y se les privó de la vida.
Ha sufrido dos devastadores terremotos en 1985 y 2017, que
han servido de bandera no para mejorar la forma de construcción y encarcelar a
los corruptos que desde oficinas particulares de constructoras y de permisos de
los gobiernos de todos los colores desde el PRI hasta Morena, si no para
vendernos la idea de que los mexicanos somos tremendamente solidarios y gracias
a las brigadas de 1985 y de 2017 hoy somos más demócratas que nunca.
En 2009 la Ciudad de México se cerró y sus habitantes nos
vimos en cuarentena, aislados en nuestros hogares con la economía de la Ciudad
colapsándose, pero los médicos de los gobiernos local y federales y las
autoridades de salubridad no hicieron nada, aunque en este caso el
comportamiento ejemplar de los ciudadanos que se abstuvieron de cuestionar las
acciones del gobierno de Marcelo Ebrard no forma parte del catálogo de cómo
nació la democracia en México y todas esas burradas que nada tienen que ver con
la realidad y que les encanta proclamar a ciertos grupos intelectuales del
país.
La Ciudad de México ha sufrido contingencias de contaminación
graves, muy graves y gravísimas. Y los ciudadanos no ejercemos presión alguna
sobre el actuar cotidiano de las autoridades, nos contentamos siempre con quejarnos
entre nosotros y ver como mueren otros a nuestro alrededor con males pulmonares
relacionados con la contaminación.
Hoy enfrentamos una crisis en el abastecimiento de gasolina,
por una estrategia mal planteada en contra del huachicol, y la manera en la que
enfrentamos esta ineptitud de un gobierno de caprichos es respondiendo con
pánico sin escuchar lo que dice el presidente y con memes, muy buenos algunos,
pero que no dejan de ser eso memes.
El problema no es que no haya suficiente gasolina, sino que
el desabasto puede provocar que la situación de escasez se extienda a otros
productos que dependen de su transportación en vehículos que utilizan gasolina,
y con ello un alza de precios. Esperemos que la estrategia, sí es que existe,
por parte de autoridades locales como Claudia Scheinbaum, tengan planeado
mantener el abasto para el transporte público, en lugar de sólo tener guiños de
amistad y servilismo con el presidente, para que trabajadores y estudiantes
puedan llegar a sus ocupaciones.
La ineptitud que han demostrado todos los servidores
públicos involucrados en el problema que deberían de cubrir la espalda del
presidente, de dar la cara ante los medios y de intentar ser claros para que el
rockstar López Obrador con sus
abrigos fifís se deleite diciendo todas vaguedades, sus frases y metáforas mañaneras,
sin enojos, ni excusas disfrazadas de promesas.
La ineptitud también mata, y sin importar cuales sean los
acuerdos a los que López Obrador haya llegado con la mafia del poder, sus
secretarios y funcionarios deberían ser más eficientes en sus declaraciones,
para que él no haga el ridículo al tener que crear una agenda informativa
diaria a fuerza de evadir y torear preguntas directas todas las mañanas.
Indudablemente que el presidente está dispuesto a levantarse
todos los días y hablar con la prensa y con los mexicanos. No siempre lo hace
de la manera más brillante, ni mucho menos de forma transparente. Las preguntas
incómodas o aquellas de los que no tiene todos los datos son rápidamente respuestas
con la cantaleta de campaña acerca de la corrupción o más sencillo echando la
culpa a los gobiernos pasados, cuando la 4 T tiene ya un mes en el poder y ha
creado algunas responsabilidades propias sobre lo que sucede en el país. En
este caso la manera en que se decidió atacar al huachicoleo. El presidente debe
hacer clara cual es posición frente al sindicato petrolero y su corrupto líder
sindical, algo que López Obrador como siempre ha evadido responder o encarar o ¿por
qué se nombró a un general identificado con Peña Nieto sin que se procediera de
manera alguna contra él?
Es claro que López Obrador no va a acabar con la corrupción
en cuarenta días como quiere hacernos creer, se agradece el esfuerzo, no las
mentiras y el tratar de darnos atole con el dedo. López Obrador es el
presidente y tiene un equipo elegido por él de gente en teoría capaz y
conocedora de los temas, que tiene que operar para que él sólo se luzca cada
mañana desde Palacio Nacional, no para que tartamudee y nos haga dudar de que
su gente está atacando los problemas. Un ejemplo claro de este tipo de
colaborador es Marcelo Ebrard un eficiente político que siempre, desde tiempos de
Manuel Camacho Solís regente de la Ciudad supo trabajar para que su superior destacara.
Desgraciadamente no todos sus colaboradores son así, Jiménez Espriu por hablar
de la peor elección del presidente, y mucho menos sus operadores en el senado o
la cámara de diputados donde los politiquillos de cuarta de la 4T ya han
mostrado que tienen sus agendas propias.
La crisis de la gasolina sólo nos muestra la incapacidad de
la secretaria de energía, el director de PEMEX y el Procurador de la República
y el poco poder de convencimiento que estos personajes tienen sobre el presidente.
Pero la democracia que creemos ser, está formada por la
misma gente que se apanica y agota la gasolina pensando que esta frente al apocalipsis
y tiene que tener el tanque del auto lleno de gasolina, no dejar que el
hidrocarburo se surta a los transportistas del país y de aquellos que desde las
benditas redes sociales ataca con el discurso del odio a los que se apanican,
porque carecen la capacidad de autocritica y se ciegan ante su líder espiritual
y su falta la falta de estrategia de sus colaboradores.
La ineptitud no puede ser recurrente en el gobierno que
prometió a los mexicanos la mejoría y sin embargo es mucho de lo que hemos
visto de los miembros de la 4T.
Imagen DeathToStock.com
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