El 17 de octubre de 2018 Carmen Aristegui regresó a la radio. Para muchos esto es una muestra de que el triunfo del presidente electo Andrés Manuel López Obrador significa el triunfo de la libertad de expresión.
Armando Enríquez Vázquez
En su momento el presidente anunció que durante su sexenio
haría lo posible para que Aristegui y Gutiérrez Vivó recuperaran espacios en el
radio. Sin la necesidad de la proclama de López Obrador se sabía que Aristegui
regresaría a los medios de comunicación tradicionales tras la salida Peña
Nieto, pues su principal censor perdería todo su poder a partir de 1º de
diciembre, eso en el papel, por que lo cierto fue que Peña Nieto renunció a su
poder y a su puesto desde el momento en que se anunció la victoria electoral de
López Obrador paralizando por más de seis meses muchas decisiones importantes
para el país. Era lógico el regreso de Aristegui al finalizar el sexenio porque
la comunicadora representa audiencias y las audiencias dinero a las empresas de
telecomunicaciones.
El regreso de Aristegui tiene diferentes lecturas en
especial por ser Radio Centro quien llegó al acuerdo con la comunicadora, pero
también demuestra la habilidad que Aristegui ha tenido a lo largo de los años
para posicionarse como una de las marcas más atractivas entre los periodistas de
medios tradicionales de comunicaciones. De acuerdo con el portal informativo Eje Central Aristegui habría llegado a
un arreglo con el necesitado grupo radiofónico por un millón doscientos mil
pesos mensuales, además de un porcentaje sobre lo que ingrese en publicidad
durante su emisión, esto no es raro entre las empresas radiofónicas y los
comunicadores con mayor raiting, pero tampoco nos asegura que se trata del fin
de la censura.
Los problemas y alianzas de la Familia Aguirre y el gobierno
se remontan a los años sesenta cuando el padre del actual dueño del Grupo
Radiofónico obtuvo la concesión del canal 13 en 1968 para venderlo al gobierno
sólo cuatro años después por su incapacidad de hacer negocio con él. Radio
Centro fue uno de los postores en los años noventa cuando se licitó IMEVISION. Más
tarde para quitarle una molestia a los presidentes panistas Francisco Aguirre
Jr. actuó de manera legal y amañada en contra de Gutiérrez Vivó, y apoyado por
Felipe Calderón logró quedarse con Radio Red que era propiedad de Gutiérrez
Vivó. En 2015 Radio Centro ganó la licitación por una de las dos cadenas
nacionales de televisión que el gobierno de Enrique Peña Nieto licitó, pero no
fue capaz de pagar la garantía y se le retiró la concesión. En agosto de 2017
una vez más Radio Centro ganó la licitación por un canal de televisión de la
banda UHF para la Ciudad de México y área metropolitana, un año después el
canal continua sin salir al aire.
Aristegui, como Gutiérrez Vivó en su momento manifestaron
sus simpatías por López Obrador y eso le costó al segundo toda la animadversión
de Martha Sahagún, Vicente Fox y Felipe Calderón que se encargaron, sin
censurarlo de la manera burda en que lo hicieron Calderón y Peña Nieto con
Aristegui de sacarlo de la radio dando la orden a un empresario de la radio. La
orden en contra de Gutiérrez Vivó fue aniquiladora, al despojarlo de manera
artera de su medio, persiguiéndolo fiscalmente y obligándolo a exiliarse,
dejando a centenares de trabajadores en la calle y a Radio Centro con un par
más de estaciones.
El sexenio apenas inicia y más allá de las desdeñosas frases
del presidente electo sobre la prensa
fifí no sabemos si existirán comunicadores que comiencen a sufrir
represalias una vez que López Obrador comience su ejercicio del poder en
diciembre. Esperemos que no. Las renuncias de Adriana Pérez Cañedo del noticiero
estelar de Canal Once y la de Nora Patricia Jara directora de noticias y
conductora de la emisión informativa del IMER si bien no son parte de la censura
sino de acuerdo a las destacadas periodistas obedecen a motivos personales,
pero bien pueden marcar la pauta de que los medios oficiales habrán de cambiar
también en su manera de informar.
El movimiento de Radio Centro ¿Es una manera de intentar
congratularse con el gobierno del presidente electo? Pues de otra manera no se
entiende porque no lo hizo durante los años anteriores.
¿Esta alianza entre Carmen Aristegui y Radio Centro es una
muestra de la apertura a la libertad de expresión por parte del gobierno de la
Cuarta Transformación? ¿o tan sólo es el clásico reacomodo de fuerzas para
complacer al presidente en turno en busca de prerrogativas? El servilismo de
Aguirre en su momento en el caso Gutiérrez Vivó, como el de Joaquín Vargas de
MVS durante los sexenios de Calderón y Peña Nieto con respecto a Carmen Aristegui
o de Olegario Vázquez Aldir de Imagen en el caso de Pedro Feriz de Con, nos
demuestra como la libertad de prensa en este siglo, como en el pasado queda
limitada al ego y la transparencia que el grupo en poder está dispuesta a
permitir se devele a la población.
La llegada de Aristegui a Radio Centro podría significar que
además de radio, la empresa esté pensando en el noticiero principal de su canal
de televisión para la conductora y Carmen también lo vea como otro negocio para
ella, la salida de Carlos Loret de Mola del grupo y la llegada de Julio
Astillero marca claramente el servilismo al que esta dispuesto el dueño de Radio
Centro frente al gobierno de la 4 T.
Es cierto que es el regreso de Aristegui a los medios
tradicionales es importante, la democracia se construye en el mosaico de voces
de todos los colores, por lo que sería una verdadera muestra de la libertad de
expresión que podemos en este sexenio la llegada también de voces de la derecha
que la prepotencia de Enrique Peña Nieto y el servilismo de los medios
eliminaron del espectro radiofónico como Ferriz de Con. Hablar del fin de la
censura no es creer que porque aquellos con los que simpatizamos tienen un
espacio es suficiente.
A lo largo de los últimos años nos hemos polarizado tanto,
desconfiamos de los gobiernos y de los medios que pocas veces somos lo
suficientemente maduros para aceptar que una de las opciones que permite la
libertad de expresión es la de decidir también desde este lado del cuadrante
radiofónico o de la pantalla de televisión a quien queremos escuchar y a quien
no, lo que no implica que ese otro comunicador que nos disgusta pueda tener una
audiencia tan legitima como la que creemos que tiene aquel que nosotros
escuchamos.
El regreso de Aristegui a la radio en ese sentido no
significa nada. Es sólo un buen negocio para Carmen y para Francisco Aguirre.
Hasta que deje de serlo.
una versión de este texto se publico en roastbrief.com.mx el 8 de octubre de 2018
imagen: es.m.wikipedia.org
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