En Tabasco un doctor, migrante y con curiosidad por lo
exótico de su nuevo entorno creó una marca basada en las tradiciones culturales
que hoy es gourmet.
Armando Enríquez
Vázquez
A ese Tabasco que horrorizó al escritor inglés Graham Greene,
un Tabasco salvaje combinaba una naturaleza agresiva y a humanos ateos que sin
temor desafiaban a Dios; la malaria y el garridismo, llegó en los años veinte del
siglo pasado, un médico alemán de nombre Otto Wolter Hayer. De acuerdo con el
sitio myheritage.com Otto Wolter Hayer nació en 1902, en Salzwedel.
Wolter, a diferencia de Greene, se adentró en el estado de los pantanos, se
estableció en Comalcalco un poblado a unos 50 kilómetros de Villahermosa la
capital del estado. Compró una antigua hacienda llamada Hacienda de la Luz
a su dueño Ramón Torres. La hacienda fue construida en 1870. Una vez comprada
la hacienda, el alemán se dedicó a repararla y plantar cacao, mientras se
dedicaba a su profesión, Se casó con una mujer llamada Alba Peralta Pulido que
murió al dar a luz a su hijo en 1932. En ese momento Wolter dejó a un lado la
profesión de médico y se dedicó a la elaboración de chocolates, aunque en la
realidad siguió su consulta con los habitantes de la región cercana a la
hacienda, algo que hacía de manera filantrópica pues no cobraba nada por la
consulta.
El Cacao es otro de los muchos productos que los españoles
llevaron a Europa desde México y no tardó en conquistar el paladar de todo el
mundo. Tristemente en la actualidad el Cacao Mexicano sólo representa menos del
3% de la producción mundial. Los principales productores se encuentran en
África; Costa de Marfil, Ghana y Nigeria, países y trabajadores agrícolas que
por lo general no consumen el chocolate, ni el cacao.
Otto Wolter, se casó por segunda vez, con otra tabasqueña
esta de nombre Gloria Peralta Pulido quien era hermana de la primera esposa. En
1958 decidió fundar la empresa Wolter Chocolate dedicada a la
fabricación de chocolates de mesa en tableta y en polvo, incluso un polvo de
chocolate con avena que se llama Chocoavena. Otto Wolter Hayer murió en 1983.
Las riendas de la empresa las tomó su esposa Gloria y a partir de 1997, la
empresa comenzó a ser dirigida por Ana Beatriz Parisot Wolter, nieta del
fundador e hija de Gloria.
En los últimos años Parisot Wolter ha cambiado la imagen de
la empresa y ampliado la oferta de la misma. Por un lado, en 2003 creó el Museo
Vivo de la Historia del Cacao y Chocolate, Dr. Otto Walter que fue el primer
museo de tipo privado en el estado de Tabasco, la visita a la Hacienda de la
Luz donde se le muestra al visitante la forma en la que se elabora el chocolate
en su manera tradicional y parte de la hacienda que sigue siendo el hogar de
Parisot Walter, su esposo, hijos y su madre, la visita se ha ido ampliando, hoy
incluye la posibilidad de elaborar chocolates por parte de los visitantes ya
sea como un taller, o un curso práctico. La visita a la Hacienda de la Luz es
parte de lo que se conoce como la ruta del chocolate. Por otro lado, Ana
Beatriz Parisot, ha también dado un giro a la empresa creando una línea de
chocolate gourmet que se vende a lo largo del territorio nacional con la marca Quetzalli,
que es una barra en diferentes presentaciones y que ha ganado más de 10 premios
en el evento que reconoce de manera internacional al chocolate y que se lleva a
cabo de manera anual en Londres. En 2019 ganaron el oro con su chocolate oscuro
que contiene 70% de cacao y está condimentado con sal de hormiga chicatana y
cardamomo.
Con un poco más de 60 años de existencia Wolter Chocolate
es una de las empresas tabasqueñas más importantes y emblemáticas en el ramo
del chocolate, que además aprovecha la elaboración de su producto para crear
turismo, en un país y en un estado que necesitan de una industria sin chimeneas.
La filantropía de Otto Wolter Hayer ha sido reconocida por
el gobierno de Tabasco nombrando una clínica de rehabilitación en Comalcalco
con su nombre.
publicado en thepoint.com.mx el 30 de septiembre de 2019
imagen. wolterchocolates.com
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