Al inicio de la edad media en Europa Oriental, una poderosa
reina consolidó y expandió el imperio Georganio. Una reina feroz e
inteligente en Europa anterior a Isabel I de Inglaterra o a Catalina la
grande de Rusia.
Armando Enríquez Vázquez
Al inicio del siglo X, el imperio bizantino se encontraba en franca
decadencia y su influencia en Europa Oriental menguaba, diferentes
regiones y líderes se beneficiaron con el fin del imperio. Hungría,
Armenia, entre otros. Uno más fue Georgia. A finales del siglo IX la
casa Bagrationi fue expulsando a los árabes de sus tierras y al final en
888 restauraron el reino de Georgia.
Alrededor de 1160, el rey Jorge III tuvo a su única heredera a la que
llamó Tamara y con la cual se comprometió a reinar de manera conjunta
en cuanto tuviera la edad adecuada para de esta manera dar certeza a su
heredera al trono y evitar cualquier intento de destronarla, por ser
mujer y por evitarle los problemas que padecía él, al no ser
descendiente directo del monarca anterior, si no hermano del asesinado
David V, algunos nobles ambiciosos calentaron la cabeza al sobrino de
Jorge III, Denma, para derrocar al rey sin embargo, la rebelión fue
aplasta por el rey, quien sin misericordia alguna mandó castrar y cegar a
su sobrino, el principal noble opositor fue ejecutado y todos sus
familiares expulsados de Georgia.
El nombre de Tamara es bíblico, y era lógico ya que los Bagrationi
siempre se han dicho descendientes directos del Rey David. En 1178 Jorge
III ordenó la coronación de su hija Tamara y junto con ella gobernó. En
1184 Jorge III murió dejando el trono para Tamara. Ese año Tamara fue
coronada por segunda vez. En un principio, la gobernante enfrentó la
oposición de una nobleza que la creía incapaz para gobernar, por su
juventud, pero ante todo por ser mujer. Tamara tuvo que hacer alianzas
políticas y sociales muy importantes y ceder ante ciertos puntos con tal
de mantener el poder en principio. Sacrificó a antiguos aliados de su
padre y dio nombramientos a gente que le ordenaban los nobles, otra de
las cosas en las que cedió, fue en que los nobles georgianos escogieron
para ella un esposo. Yuri, un príncipe de origen ruso, que si bien le
dio victorias al ejército georgiano, resultó ser adicto a la bebida y
sodomita, cosa que Tamara no permitió, consiguió el divorcio del ruso y
lo mandó exiliado a Constantinopla.
Obviamente, Yuri no quedó conforme y con ayuda de ciertos nobles
intentó en un par de ocasiones de dar un golpe de estado en contra de
Tamara, pero en ambas ocasiones de manera infructuosa y tras las cuales
Yuri, desapareció de en la noche de los tiempos. Tamara entonces
aprovechó para hacer una purga entre la nobleza georgiana que la había
traicionado y además, escogió a su segundo esposo un noble de nombre
David Soslan. Soslan tomó el mando del ejército de Tamara y consolidó el
poder de la reina y de los georgianos. Entonces, la reina decidió
robustecer el poder del estado de Georgia y a expandir su territorio,
las crónicas narran las arengas de la reina a sus tropas antes de las
batallas en las que David Soslan comandaba al ejército georgiano. Tamara
y David tuvieron dos hijos; un varón, Jorge Lasha, futuro Jorge IV y
una mujer, Rusudan que heredaría el trono de su hermano.
Tamara logró consolidar y expandir su reino, aprovecho las bases que
sentaron sus antepasados, David III, Bagrat III y finalmente su abuelo
David IV en la unificación de Georgia. Hacía los años finales de su
reinado Tamara había formado un imperio en el Caucaso, no sólo por el
territorio comprendido por su reino, si no por los reinos aliados y
otros que eran vasallos de Georgia.
Tamara impactó y obtuvo el respeto no sólo del mundo cristiano del
momento, también los musulmanes respetaron a Tamara. Tras la toma de
Jerusalén por Saladino la reina le envió embajadores para pedir que las
propiedades confiscadas a los georgianos en Tierra Santa, 8 monasterios a
saber, le fueran restituidos a la corona de Georgia. No se sabe cuál
fue la respuesta de Saladino, pero los esfuerzos de la reina parecen
haber sido los correctos ya que según Jaques de Vitry a los georgianos
se les permitía paso franco por la ciudad de Jerusalén, desplegando sus
pendones. Es más dice la leyenda que Tamara superó la oferta del
emperador bizantino para comprarle a Saladino las reliquias de la
Verdadera Cruz.
Tamara además de una reina dura y ambiciosa era conocida por su
piedad y defensa del cristianismo, se habla de las grandes
contribuciones monetarias que hizo a monasterios y templos desde Etiopía
hasta Bulgaria.
Hacía el año de 1203, el Sultán Suleiman II de Rum, preocupado por el
poderío de Tamara decidió lanzar una campaña militar contra Georgia,
apoyado por diferentes emiratos vecinos, Suleiman II logró un gran
ejército. Antes de la batalla decisiva en Basian, el Sultán envió un
ultimátum a Tamara pidiéndole que abandonara el cristianismo y abrazara
la fe musulmana, a cambio él, el Sultán, la desposaría con lo que la
haría parte de su harén y respetaría su reino. Tamara no se dejó
intimidar ni por las palabras de Suleiman II, ni por el tamaño de su
ejército. Uno de los nobles georgianos presente en la sala, al escuchar
el humillante ultimátum del musulmán solo acertó a abofetear al
embajador, dejándolo inconsciente.
Tamara política recompensó al embajador con regalos y envió su
respuesta al sultán: “Yo pongo mi confianza, no en mi ejército, ni en
ningún otro poder terrenal, si no en las manos de Dios Todopoderoso y la
infinita fuerza de la Cruz que usted maldice, la voluntad de Dios, no
la de usted, será la que prevalezca, el juicio de Dios, no el de usted,
será el que reine.”
Antes de la Batalla, como otras veces Tamara arengó a sus tropas y
también rezó en el monasterio de Varzdia antes de la salida de su
ejército. La victoria de los georgianos, fue también un triunfo del
cristianismo.
Tamara llevó a su pueblo a lo que se conoce como la época dorada de
Georgia, donde además del expansionismo y los triunfos militares y
políticos, la cultura y las artes florecieron en el reino. Tamara
ostentaba el titulo de Rey de reyes, reina de reinas de los Abkhazianos,
Armenios, Kazajtianos, Arrianos, Kartvelianos, Shirvanshah y
Shahanshah, Autocrata de del este y oeste, gloria de la fe y del mundo,
Campeona del Messiah, por la voluntad de Dios.
En 1207 David Soslan murió, Tamara lo sobrevivió y según la mayoría
de los estudiosos murió en 1213 de una misteriosa enfermedad que la
atacó mientras discutía asuntos del reino con sus ministros, otros dudan
de la fecha y dicen que murió poco después de David en 1207 o 1210.
Antes tal y como lo hizo su padre Tamara coronó a su hijo y cogobernó
con él sus últimos días.
El destino de sus restos es incierto también. Mientras unos dicen que
fue enterrado en el monasterio de Gelati, en un nicho secreto para que
sus enemigos nunca la pudieran encontrar, existen crónicas de la época
que dicen que su hijo llevo el cuerpo de Tamara a Jerusalén, en el
peregrinaje que nunca hizo ella en vida y sepultó su cuerpo en la Ciudad
Santa.
La leyenda y figura de Tamara sólo se ha acrecentado con los siglos
pues nunca Georgia habría de volver a vivir los tiempos de gloria a los
que los condujo su reina.
La Iglesia Ortodoxa la canonizó y con este hecho surgieron aun más leyendas acerca de la Santa Reina Tamara.
Aun hoy en día, descendientes de los Bragationi reclaman su derecho al reino de Georgia.
Publicado por thepinkpoint.com.mx el 15 de Agosto de 2012
Foto: theorthodoxchurch.info
Magnífica historia muy desconocida , me ha gustado mucho y aunque nada tengo que ver con estas milenarias culturas .El documental que la 2 de Tve emitio el dia 20 -10-2013 fue muy bueno didactico y fenomenalmente narrado .Animo felicito a TVe por los grandes documentos que ofrece.
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