Pobreza, hambre, enfermedades, sequía y la cruel ironía de tener
agua suficiente a sus pies para acabar con los males del continente.
Armando Enríquez Vázquez
De los más de dos millones de seres humanos que mueren al año por
falta de agua o por ingerir aguas contaminadas en el mundo, una gran
mayoría viven en el continente africano, donde aproximadamente el 40% de
la población no tiene acceso al agua potable. En algunos países del
norte y del centro de África el conseguir agua equivale a no estudiar, a
arriesgar la vida, a morir en el intento, pues se invierten horas en
caminar para llegar a los lugares donde las comunidades se aprovisionan
del vital líquido, arriesgándose a fieras, pero ante todo a grupos
guerrilleros y extremistas que violan mujeres, secuestran y torturan
civiles. Hoy en día sólo el 5% de las tierras cultivables de África
cuentan con sistemas de irrigación.
El Servicio Británico de Geología publicó un estudio que revela que
en el subsuelo del continente africano existen alrededor de 660,000
kilómetros cúbicos de agua. Repartidos a lo largo y ancho de África.
Esta agua podría representar un alivio a las situaciones de crisis de
algunos países, o al menos eso podría parecer lo que sugiere este
estudio a primera vista. Sin embargo existen factores a considerar antes
de echar las campanas al vuelo. Para empezar el agua se encuentra a
profundidades que van desde un metro de profundidad hasta más de cien
metros. Poder extraerla y hacer uso de ella puede implicar elevados
costos para perforar los pozos y no todos los gobiernos africanos tienen
el dinero o están dispuestos a invertirlo en infraestructura de este
tipo. Por ejemplo en el área del Desierto del Sahara el agua se
encuentra a más de 100 metros de profundidad y los gobiernos de los
países del área se encuentran en su mayoría sumidos en guerras
intestinas que les impiden enfrentar problemas de cualquier tipo. En
otro ejemplo los planes del gobierno Nigeriano para irrigar con agua del
subsuelo, diferentes sembradíos de la parte norte del país, se ha
detenido por el constante aumento en los precios de los combustibles,
necesarios para la perforación de pozos. Hay otros lugares en los que la
cercanía del agua a la superficie plantea una solución más sencilla
como la perforación de pozos que se bombeen de manera manual. Pero
incluso en esos casos se deben llevar a cabo estudios de sustentabilidad
que indiquen si la precipitación de lluvias en el área es suficiente
para reabastecer el pozo y si éste no se sacara a corto plazo.
Otra de las cosas que no especifica en el estudio es la cantidad de
agua exacta de cada uno de los mantos y si son renovables o es agua
cautiva. En caso de que esta agua sea como un yacimiento petrolero, esto
es esté encerrada dentro de la tierra, la explotación puede causar, de
no hacerse los estudios necesarios, grandes colapsos de tierra en
África. Pretendiendo resolver un problema, terminaría causándose uno
mucho más grave; esto sin contar que se necesita hacer un estudio a
conciencia para saber la interacción de estos acuíferos con los lagos y
ríos y las consecuencias que la explotación de estos acuíferos puede
tener en los segundos. Existen ejemplos a lo largo y ancho del mundo
acerca de cómo la sobre explotación de agua del subsuelo puede alterar
ecosistemas, regiones agrícolas y comunidades enteras por el
desecamiento de ríos o lagos.
Lo que parecería en un principio una buena noticia parece no serlo
tanto, sin embargo, a decir del vocero del Programa Ambiental de la ONU
en Nairobi, Nick Nutall, África ya recibe anualmente una cantidad de
agua suficiente para atender las necesidades de 9 mil millones de
personas, en la forma de lluvia sólo hace falta recolectarla. Según
Nutall, Etiopía un país en el que sólo la quinta parte de la población
tiene cubiertas sus necesidades de agua y más del 46% sufre de hambre,
tiene un potencial en la precipitación pluvial para cubrir las
necesidades de más de quinientos millones de personas.
La pregunta es ¿Dónde están esos programas y proyectos para la
captación de las lluvias? Y volvemos al mismo círculo vicioso de dinero,
estudios e investigación. Que tanto aqueja a los países en desarrollo,
donde la fuga de cerebros y la corrupción son la base del retraso, de
las injusticias y las ironías.
No basta con saber cuánta agua existe bajo el continente africano, ni
si hay otras opciones más viables para resolver los problemas que matan
a millones de personas al año, hay que poner planes y programas en
acción.
Lo que me lleva a la reflexión de que en nuestro país donde más del
40% son tierras áridas y sufren de una sequía cada año más pertinaz,
¿existe acaso un estudio acerca de la cantidad de agua en el subsuelo?
¿Cuáles son las acciones que se están llevando a cabo para enfrentar la
sequía por un lado y por otro para captar la lluvia que ahoga a otros
estados y ciudades del país y distribuirla a lo largo del territorio
nacional?
Publicado en blureport.com.mx el 2 de Agosto de 2012
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