La región norte de Malí dominada desde Marzo por grupos
extremistas islámicos comienza a prender focos rojos en la región y en
el mundo occidental.
Armando Enríquez Vázquez
Desde Marzo la región Norte de Malí se ha convertido en un bastión
del extremismo musulmán y al menos tres grupos radicales musulmanes
manejan la región. Ansar Din, o los defensores de la fe, El Muyao y Al
Qaeda del Magreb Islámico, quienes con la ayuda de los rebeldes Tuareg
de la región se apropiaron del norte de la nación africana. Sin embargo a
finales de Junio los tuareg fueron expulsados del territorio por los
grupos terroristas.
A partir de Julio la influencia y administración del extremismo
musulmán se ha hecho más que clara en el norte de Malí, la aplicación de
la Sharia, o ley islámica se ha puesto en marcha. A finales de
Julio una pareja fue acusada de tener dos hijos sin estar casados, por
lo que las autoridades musulmanas dispusieron que la pareja fuera
lapidada enfrente de los habitantes del pueblo y de sus hijos. A esto
han seguido aplicaciones de la ley amputando manos a ladrones de la
región. Además de prohibir el jugar futbol en las calles, beber y fumar.
La región controlada por los grupos extremistas de Malí es de
aproximadamente 830,000 Kilómetros cuadrados, un territorio un poco
menor a la mitad de nuestro país, o sea mayor que muchas de las naciones
europeas.
Los servicios de inteligencia internacionales tienen los ojos puestos
en esta región del mundo ya que se dice que los grupos terroristas
tiene entre sus planes ataques a las embajadas de Estados Unidos,
Francia y Reino Unidos, así como atacar los aeropuertos de aquel país
para evitar la intervención de los países occidentales en los asuntos
internos de Malí. La comunidad del occidente de África ha pedido a la
ONU su intervención para acabar con esta amenaza. El gobierno de Burkina
Faso ha sido designado por los países de la región como intermediario
entre los extremistas que controlan el norte de Malí y el gobierno
emanado de un golpe de estado en Marzo pasado y que ha prometido tras
nombrar un presidente interino, Dioncounda Traoré, convocar a elecciones
el año que entra, pero al paso que van las cosas esto podría ser ya
demasiado tarde y Malí encontrarse dividido en dos nuevos países. Las
negociaciones entre el líder de Ansar Din y el ministro de relaciones
exteriores de Burkina faso han iniciado a un paso lento.
El miércoles pasado el Consejo de Seguridad de la ONU puso sobre la
mesa el caso de Malí, sin embargo, nada quedó en claro y ninguna
decisión fue tomada ya que la ONU pide a los países occidentales de
África precisiones sobre el modelo de intervención que proponen para
evaluar la aprobación del uso de la fuerza en el caso de Malí, además de
dejar muy en claro que debe ser el gobierno de Malí y no sus vecinos
quién debe solicitar dicha intervención. Acción que el gobierno de Malí
no ha pedido. Desde su llegada al poder, Francois Hollande ha advertido
del peligro de que la región se convierta en una base para la
exportación hacía Europa de terroristas y ha manifestado el apoyo de
Francia a una intervención armada.
Por último, así como los talibanes acabaron con los gigantescos budas
tallados en la montañas afganas, existe la preocupación de cómo
trataran los grupos extremistas las ruinas de la histórica ciudad de
Tombuctú, ubicadas también en el norte de Malí. Tombuctú, es una de las
ciudades del mundo declarada por la UNESCO desde 1988 como patrimonio
cultural de la humanidad. A pesar de no ser ya sombra de lo que fue en
sus momentos de esplendor. Tombuctú alberga una de las bibliotecas más
antiguas del Islam y cientos de textos escritos por autoridades de la
época.
En Mayo y Junio de este año Ansar Din comenzó la destrucción de
distintos templos y mausoleos en el interior de la ciudad, por ser
considerados ejemplos de idolatría, un pecado castigado por las leyes de
la Sharia.
Publicado en blureport.com.mx el 13 de Agosto de 2012
Imagen clubviaje.com
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