Armando Enríquez
Vázquez
La intransigencia que surge de los órganos de seguridad y
que vemos a diario en notas acerca de policías en Estados Unidos, quienes
escudados en una placa cometen crímenes clasistas, asesinatos racistas, y tienen
actitudes misóginas, capaces de todo tipo de atropellos en contra de quienes no
portan la placa, es algo que va calando en el espíritu de los ciudadanos de la
supuesta mayor democracia del mundo, por lo que muchos productores norteamericanos
están realizando cada vez con mayor frecuencia series y miniseries que
denuncian una policía empoderada que actúa de manera irracional.
La cadena de televisión Paramount estrenó este año la
miniserie Waco basada en los hechos
trágicos que sacudieron a esa comunidad texana a finales del siglo pasado y que
demostraron una vez más que la combinación entre fanatismo religioso,
extremismo gubernamental y egos de machos alfa resulta fatal.
El hecho histórico es que, en 1993, en un rancho cercano al
poblado texano de Waco un fanático religioso llamado David Koresh, que se creía
uno más de los miles de mesías que han existido a lo largo de la historia
judeo-cristiana-musulmana, vivió sitiado junto con casi un centenar de sus
seguidores 51 días por el FBI antes de que los miembros del Buró Federal de
Investigación de Estados Unidos cometieran una estupidez que acabó con casi
todos los miembros de la secta a los que desde entonces se les llamo los
davidianos.
La miniserie intenta hacernos creer al menos en papel,
cuando en realidad está muy lejos de serlo, ser imparcial al estar basadas en
dos libros; A Place Called Waco escrito
por David Thibodeau, un davidiano que sobrevivió a la tragedia y que en la
serie esta interpretado por Rory Caulkin y Stalling
for Time: My Life as an FBI Hostage Negotiator escrito por Gary Noesner un
ex agente del Buró Federal de Inteligencia de Estados Unidos. Gary Noesner está
interpretado en la serie por Michael Shannon. David Koresh el líder de la secta
está interpretado por Taylor Kitsch.
La historia pretende ser, como muchas hoy en día, en cierta
parte veraz, cuando realmente se queda en un drama más basado en un suceso
histórico. A diferencia de documentales como Bowling for Columbine, o películas como Elephant de Gus Van Sant que nos hacen reflexionar sobre la
violencia que es un problema del sistema educativo norteamericano y provoca
asesinatos año con año de jóvenes armados, Waco parece honrar a un degenerado,
y demente ser humano que fue capaz de sacrificar a 76 personas por no ceder en
su orgullo y visión distorsionada de la vida y de la religión cristiana.
La denuncia, en este caso se vuelca sobre quien impone la
ley, lo que no está mal, cuando esto ocurre de manera arbitraria, prepotente e
injustificada. Waco, sin embargo, es
una historia maniquea acerca de la torcida forma de actuar de muchos miembros
de los cuerpos policiacos del estado norteamericano de aplicar la ley
únicamente a través de la sangre y fuego. A diferencia de muchas otras
historias críticas sobre el actuar del FBI, en el caso de David Koresh se
habían cometido delitos reales, no hipotéticos, como pretende hacer creer la
serie que hacían necesario la detención de Koresh.
Más allá de los 25 años del suceso, es difícil entender por
qué hacer una serie acerca de esto ahora, ¿o no? ¿Busca encontrar la verdad
detrás de la tragedia? ¿O solo es una complaciente forma de justificar la
posición extremista de un hombre que se creía el Mesías, desprestigiando a las
agencias de control y seguridad de Estados Unidos?
Pero Waco se ha
pasado del otro lado y caído bajo el hechizo de la supuesta carismática
personalidad de Koresh. El fracaso de la razón frente a la fuerza bruta en la
manera de resolver el sitio por parte de las visiones encontradas al interior
primero de la ATF, agencia dedicada en Estados Unidos al control de armas,
alcohol, tabaco y explosivos, y después del FBI se convierte en un pretexto
para exaltar a un hombre que contra su voluntad retuvo a 76 personas que
murieron en ese rancho en la mitad de la nada. Un pedófilo que se casaba con
niñas de 14 años. Un criminal que almacenaba de manera ilegal armas.
En medio de la discusión acerca de control de armas, de la
matanza de personas a manos de desquiciados que entran en una escuela o un
restaurante, Waco parece una serie
producida por la extrema derecha, blanca y anglosajona de clase media baja, esa
que en el Waco de 2016 votó por Donald Trump.
Así cómo la derrota de la inteligencia de los cuerpos de
seguridad se muestra en la serie, falta narrar el deterioro mental de un hombre
obsesionado con Dios e incapaz de entender que dentro del amor del Dios Cristiano
no entra la idea egoísta de poner en peligro la vida de otros, entre ellas las
de niños y niñas que estaban en el edificio.
Sí la serie fuera sólo una serie de ficción, uno podría
hablar de las grandes actuaciones de Taylor Kitsch, cuya personificación de
David Koresh es al menos físicamente idéntica al líder de la secta, la Michael
Shannon y la de otros dos viejos conocidos de Boardwalk Empire; Shea Whigham que interpreta a un oficial del FBI
encargado de las estrategias de rescate a fuerza de armas y que resulta el
antagonista de Gary Noesner y Paul Sparks que da vida a uno de los fieles
seguidores de Koresh, que ha entregado a su esposa al falso mesías para que
ella pueda concebir. De la dirección contenida y efectiva, de una producción
decente y una serie que se puede ver. Desgraciadamente más allá de la buena
producción, es la ligereza de la propuesta y las ideas lo que la aniquila.
Me queda claro que la televisión o el cine no son la semilla
de la violencia social, en lo que si tienen influencia es en la creación de
héroes y villanos.
Seguramente las autoridades y los medios norteamericanos
exageraron en el retrato de Koresh, pero eso no lo hace menos criminal y sí por
un lado está bien crear programas y series que denuncien el mal uso del poder,
lo que no me parece correcto es que evidenciar las mala decisiones oficiales se
utilice para enaltecer la figura de un criminal que no estaba en sus casillas.
publicado en roastbrief.com.mx el 12 de marzo de 2018
imagen paramount network
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