Un libro excepcional cuenta la historia de los protagonistas de los XIX Juegos Olímpicos México 68, jóvenes peridistas deportivos los entrevistaron.
Armando Enríquez Vázquez
Decir 1968 es referencia inmediata a la matanza de
Tlatelolco, los hechos marcaron un parteaguas en la historia social de nuestro
país. El gobierno priísta y sus halcones al servicio de Estados Unidos no
tuvieron empacho alguno para acabar con los estudiantes mexicanos, para
reprimir a la sociedad y perseguirla, no solo por esos meses, sino por los seis
años de Luis Echeverría. Demostrando que el PRI jamás se identificó con México,
si no con los intereses personales de los políticos.
Casi todos hemos olvidado el esplendor de los Juegos
Olímpicos celebrados en la misma ciudad a diez días de los cruentos hechos de
la Plaza de la Tres Culturas, los primeros de su tipo en celebrarse en América
Latina. México se convirtió después de Estados Unidos en el segundo país del
Nuevo Continente en el que celebraba la contienda mundial.
Tras cincuenta años pocos, muy pocos en el país habrán de
recordar este hecho, lo que es peor a lo largo de cincuenta años nadie ha dado
su lugar histórico a esos atletas que dieron al pueblo de México emociones,
incluso tras los juegos los políticos mexicanos que tanto se fotografiaron en
el evento, olvidaron a los atletas y en darle impulso a nuestro deporte
nacional.
De la delegación mexicana si se recuerda a algunos es por lo
general a los medallistas o a Enriqueta Basilio, en su defecto, quien encendió
el pebetero del Estadio de Ciudad Universitaria para dar inicio a la contienda.
Por eso, que la única escuela del país especializada en
periodismo deportivo en México haya decidido publicar un libro titulado A 50 años…México 68 conmemorando no sólo
los Juegos Olímpicos de 1968, si no sobre todo a los atletas mexicanos que
participaron en ellos es mucho más que una grata sorpresa.
El libro editado en Papel Cuché es mucho más que testimonial
que recupera la voz y las historias de los atletas mexicanos que hace medio
siglo, siendo unos jóvenes intentaron llegar al pódium de los triunfadores, incluyendo
a los nueve que los lograron en cuando al menos una semblanza de aquellos que
ya murieron, es también una radiografía de un evento que concentró no sólo los
esfuerzos y atención de las autoridades deportivas del país, sino a las de
cultura, la Ciudad de México, Distrito Federal en esos tiempos, a las del País,
creando un enorme espectáculo que mostró al mundo un México moderno lleno de
cultura contemporánea y tradicional.
Lo trascendencia del libro no radica únicamente en la
decisión del Instituto José Ramón de publicar un texto de estas
características, si no hacerlo aprovechando el talento y el profesionalismo de
sus alumnos tanto de la Licenciatura en Periodismo Deportivo como del
Bachillerato Técnico en esta especialidad quienes realizaron las entrevistas a
los atletas y muchas de las fotografías del libro.
Jóvenes hombres y mujeres bajo la coordinación del Profesor
Marco Antonio Salazar Reyes, extraordinario periodista y hombre de medios cuya
idea fructificó en este maravilloso libro de 350 páginas.
Los futuros periodistas deportivos de México, muchos de
ellos ya trabajando en medios de comunicación, realizaron entrevistas que son
historias de vida, de éxito, de tragedia, pero que marcaron de por vida a cada
uno de sus protagonistas. De los conocidos Felipe “El Tibio” Muñoz, Nelson
Vargas, Pilar Roldán a los olvidados como Guillermo Echavarría el joven que
acabó con la marca mundial de los 1500 metros libres de natación tres meses
antes de los Juegos Olímpicos y que no pudo lograr la medalla de oro en la
alberca olímpica y eso lo marcó de por vida o Jaime Lozano quien desencantado
tras lo que el califica como un robo en el boxeo tardo años en recuperarse y
cambiar de profesión al volverse actor. Las historias se las contaron a los
jóvenes del Instituto los protagonistas del 68. Los ya fallecidos o aquellos de
los que no se encontró ningún dato también están en las hojas del libro, como
fiel testimonio de que compitieron por el país que después los olvidó.
A las historias sumamos la gran recopilación gráfica que el
Profesor Salazar de aquellos días, y las fotografías de los fotógrafos
deportivos del futuro a manera del antes y después de los atletas mexicanos y
el extraordinario y bellísimo trabajo de diseño editorial del Profesor Eduardo
Guerra Caparrós. El resultado es un libro que además del valor periodístico e
histórico que ningún medio profesional ha hecho tiene un valor estético sin
comparación en México.
La directora del Instituto Teresa Anaya tuvo la visión no sólo
para apoyar la propuesta del Profesor Salazar, sino de demostrar que lo que se
siembra a diario en los salones de la escuela se ha cosechado en muchachos y
muchachas que son apasionados con su profesión, con sus estudios y sin duda son
una camada de nuevos periodistas deportivos más dedicados y conocedores de su
profesión y que no sólo saben hablar de futbol.
Para la directora del Instituto este libro es
también un legado que contiene la historia de una generación de deportistas que
México olvidó.publicado en blureport.com.mx el 3 de octubre de 2018
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