Esta centenaria
editorial se ha preocupado por poner el conocimiento y el arte a la mano de
todos en fascículos y libros fáciles de encontrar.
Armando Enríquez
Vázquez
El puesto de periódicos de la esquina ha cambiado su valor,
como muchas otras cosas en la vida, en los últimos treinta años y se ha
convertido en el estanquillo fast de
la vida diaria del godín, ofreciendo más dulces y cigarros sueltos que diarios
y revistas aunque sigue siendo el lugar perfecto para qué diferentes
editoriales hagan llegar fascículos y colecciones de objetos que atraen a las
personas y que difícilmente encontramos en las tiendas donde con más solemnidad
se venden revistas, ya por no hablar de las librerías. Estas ediciones por lo
general se ponen a la venta con periodicidad quincenal o semanal.
Este tipo de materiales en entrega son más populares de lo
que imaginamos, porque de otra manera no continuarían existiendo, claro ahora
tienen diferentes agregados que antes no tenían y que se añaden al fascículo,
así como temas llamativos que no se nos ocurre buscar en Internet, entre las
editoriales que han hecho de este tipo de productos un sello esta Salvat. Ya en
los años setenta recuerdo una maravillosa serie de fascículos para construir
una enciclopedia de la vida animal que se llamaba “Fauna” y que al parecer es
un verdadero ícono de la editorial y del negocio. También hubo una enciclopedia
deportiva, el problema de estas enciclopedias era el tiempo que llevaba
juntarlas, la editorial Salvat en sus orígenes se especializó en enciclopedias.
La historia de la editorial inicia el 13 de enero 1842 al
nacer en Barcelona Manuel Salvat y Xivixell, miembro de una familia modesta
Manuel se vio obligado a trabajar desde la edad de catorce años, inició su
labor como aprendiz en una editorial dedicada a textos religiosos que era muy
importante llamada Mugriña i Subirana. Salvat aprendió rápido el oficio, cuatro
años después de haber iniciado ya era oficial en la imprenta. En 1862 dejó
Mugriña i Subirana, algunas fuentes dicen por segunda vez, para irse a trabajar
a la imprenta de Narciso Ramírez y en 1863 comenzó a trabajar en la imprenta de
Jaume Jepus, en 1867 a Salvat le fue otorgada la gerencia de la imprenta. La
experiencia de Salvat logró hacer crecer la empresa de manera significativa. Entre
los clientes de Jaume Jepus estaba una empresa editorial formada por los
hermanos Pau, Josep, Magdalena y Ramón Espasa y Anguera. Con el tiempo y la
carga de trabajo la imprenta de Jaume Japus comenzó a quedar mal con sus
clientes, entre ellos los hermanos Espasa, en 1869 Josep y Pau se asociaron por
partes iguales con Manuel Salvat para crear una nueva imprenta que se llamó
Espasa Hermanos y Salvat. En 1872 Manuel Salvat se casó Magdalena Espasa,
hermana de sus socios.
En 1877 Pablo Espasa abandonó la sociedad, le empresa en un
principio se mantuvo con el mismo nombre y solo cambió en 1880 por Espasa y Cía
con un tercer socio Magín Pujadas un famoso litógrafo de la época, quien tres
años después se separó de la sociedad. Para 1897 la sociedad finalmente se deshizo
quedando dos empresas: Espasa e Hijos, por un lado y por otro Salvat e Hijo.
Manuel Salvat integró a la empresa a su hijo mayor el arquitecto Pau Salvat i
Espasa. Manuel Salvat murió el 26 de febrero de 1901, a los 59 años.
Pau Salvat i Espasa sucede a su padre en la dirección de la
empresa, Salvat había nacido en 1872, el año de la boda de sus padres, estudió
arquitectura y ejerció ambas profesiones; editor y arquitecto. Diseñó el,
edificio que albergó las oficinas principales de Salvat en 1916, ubicado en la
calle de Mallorca en Barcelona, donde aún está en pie y forma parte del
patrimonio industrial de la ciudad. Bajo la dirección de Pau se editaron obras
que dieron gran nombre a la editorial como el Diccionario Salvat Enciclopédico Ilustrado cuyos nueve volúmenes
fueron publicados entre 1906 y 1914, así como el Diccionari de la Llengua Catalana en 1910. Pau Salvat murió en 1923
y fue sucedido por sus hermanos Ferran y Santiago.
Con el pasar de los años será Santiago quien se quede con la
editorial y habrá de sufrir los tiempos negros posteriores a la guerra civil
española dominados por la censura y la estulticia del dictador Francisco
Franco. Pero también fue capaz a partir de los años 50 de diversificar el
negocio al abrir filiales de Salvat en América Latina. Santiago murió en 1971,
ya desde veinte años antes sus hijos Manuel, Juan y Santiago Salvat Dalmau
entraron al negocio familiar y fueron los encargados de hacer de la editorial
líder en la publicación de enciclopedias por fascículos para lo que compraron
los derechos de una enciclopedia publicada de la misma forma por la editorial
italiana De Agostini con la que se aliaron. En las décadas de los sesenta y
setenta Salvat publicó 50 enciclopedias de diferentes tipos y colecciones de
libros seriadas. No sé si recuerdan unos pequeños libros con pastas beige de
cartón corrugado que en las parte interior tenía como imágenes de ruinas
romanas y los títulos de la obra encuadrados en diferentes colores; rojos y
azules. Aun se llegan a ver en las librerías de viejos por montones vendiéndose
a 5 pesos cada uno. Yo no había caído en cuenta de que eran de Salvat hasta
hacer la investigación y redactar este texto, mi abuelo me regaló siendo un pre
adolescente, dirían ahora, “Los intereses
creados” de Jacinto de Benavente y mi padre se enganchó con los anuncios de
televisión y compró aquel primer libro de la colección y que por años
permaneció en su biblioteca: “La tía Tula”
de Miguel de Unamuno, que en su momento alcanzó la increíble cifra de un millón
de ejemplares editados. Los hermanos Salvat Dalmau no sólo innovaron en el
mundo de las editoriales en español, si no en la publicidad también y
utilizaron como ya quedó claro la televisión, además de carteles e inserciones
en periódicos para promocionar sus diferentes colecciones. Además, asociaron al
libro nuevas tecnologías como audiocassetes y más tarde los CD. Llegaron a
tener además de sus enormes imprentas en Barcelona y Navarra, otra en nuestro
país, en Querétaro.
Las crisis económicas en Latinoamérica sobre todo en México
pusieron en riesgo de quiebra a la editorial y en 1988 el gigante francés
Hachette en busca de ganar los mercados de habla inglesa y española compró dos
editoriales; Grolier y Salvat. Desde entonces la editorial catalana es parte
del Hachette que a su vez en 1992 se unió con otra empresa, Matra.
Uno de los primeros logotipos de Salvat muestra a un hombre
sosteniendo una enorme antorcha, parado sobre una rama de árbol con un libro
atrás, en la otra mano un escudo muestra el nombre de “Salvat y Cía.” Hoy el
logo se limita al perfil estilizado y sin gracia de un Pegaso. Los fascículos y
diferentes colecciones con el sello de Salvat aun existen en los puestos de
periódicos de nuestro país y de España.
Da Agostini hoy es
propiedad de uno de los rivales históricos de Salvat, Planeta.
publicado en thepoint.com.mx el 13 de febrero de 2019
imagen salvat.com
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