Ambos documentales son propuestas para hacernos reflexionar sobre una sociedad donde las nuevas generaciones de hombres y mujeres viven encerrados en una vida expuesta a la mirada de los demás.
Armando Enríquez
Vázquez
En la vida en tiempos del Internet, muchos sienten que la
fama y el dinero son inmediatos y definitorios. Excepciones las hay, pero por
lo general los influencers viven de la constancia con la que suben sus
contenidos y la calidad o atractivo de los mismos. Las audiencias mundiales
están ahí, listas para seguir a quien, por razones desconocidas a las antiguas leyes
de la mercadotecnia, llamen su atención. Influencers dispuestos desde su
ambición y egoísmo a promocionar todo aquello que les genere dinero, sin ni
siquiera cuestionar que significa asociarse a una marca o a un concepto. Influencers
obsesionados con alargar sus quince minutos de fama repitiendo acciones y
actitudes que al final se descubren tan solos como el noventa por ciento de sus
seguidores.
Netflix estrenó dos documentales altamente recomendables con
estos temas: “The American Meme” y “Fyre: The Greatest Party That Never Happened”
ambos tratan sobre cómo el mundo de la comunicación y de los negocios ha
cambiado a partir del Internet y difícilmente volverá a ser el mismo.
“Fyre: The Greatest
Party That Never Happened” cuenta como la mente de un sociópata y la de
aquellos a los que engatusa se embarcan en un enorme fraude a partir de redes
sociales e influencers. Wiiliam McFarland, un carismático joven empresario
nacido en New Jersey y quien sin duda podría estelarizar un remake de American Psycho, ideó junto con el
rapero Ja Rule uno de los más grandes fraudes que se hayan llevado a cabo a
través de Internet con la colaboración involuntaria de modelos e influencers a
los que McFarland pagó o prometió pagar al crear un ficticio festival de
música, cuyo nombre era Fyre y prometía ser el más exclusivo e importante
evento musical de la historia.
Fyre, nació como una aplicación que permitiría agendar a
celebridades musicales y de todo tipo para diferentes eventos, surgió de la
mente maestra de un hombre que ideó vender la imagen de lujo y privilegios a un
sector que desde el inicio de la idea estaba diseñado para atraer a como él lo
dice en una de las escenas de juntas con sus colaboradores en el documental “a
los perdedores que están en Internet”. A partir de una idea en una de dichas
juntas el concepto evoluciona al concierto más elitista que se haya creado. En
un inicio un promocional con las más importantes modelos del momento; Emily
Ratajkowski, Kendall Jenner, Bella Hadid, Alessandra Ambrosio, Hayley Baldwin,
Lais Ribeiro, entre otras en las playas de las Bahamas y un post que ellas
mismas, influencers pagados y la propia gente de McFarland subieron en una
fecha y momento determinado provocó que en menos de 24 horas se hubieran
vendido los boletos para Fyre, el festival de música aunado a la App se volvieron
virales. La gente compró de manera irresponsable boletos para un festival que
ni los mismos organizadores tenían idea de cómo se iba a llevar a cabo, ni
dónde, ni cuales en un principio eran las bandas que se presentarían en el
escenario.
En un principio McFarland dijo que el festival se llevaría a
cabo en una isla que había pertenecido a Pablo Escobar, lo que para él era otra
forma de crear interés por el lugar. Pero su ambición y mentiras hicieron que
se les vetara el utilizar dicha isla. Por lo que encontró otro lugar en Bahamas,
mucho menos glamoroso para llevar a cabo su fraude y por supuesto no le avisó a
ninguno de sus clientes.
Mc Farland es la imagen propia del americano millenial
encarnada; egoísta, mezquino, ignorante, cínico y hedonista a lo que hay que
agregar su mente brillante y su carisma. La historia y sus repercusiones
legales no solo tienen a McFarland en la cárcel cumpliendo una sentencia de seis
años de prisión después de haber iniciado una nueva estafa. Algunas de las
modelos han sido citadas a declarar por su participación en el fraude al
finalizar enero de 2019. Lo que queda claro es que la única gran fiesta que
hubo fue la que llevaron a cabo McFarland y sus colaboradores más cercanos los
meses que duró la preparación del falso festival la cual se patrocinó con el
dinero de quienes compraron los boletos que iban de los 900 a los 45,000 euros.
Más lo que se les hizo invertir aparte a los asistentes para tener ciertos
privilegios cuando nunca existieron ni los servicios básicos que se le
prometieron a los espectadores.
“Fyre: The Greatest
Party That Never Happened” es una reflexión no sólo sobre los estafadores
que viven en Internet. Es, también, una demostración de cómo Interanutas e
influencers han olvidado la esencia de Internet y la responsabilidad que se
adquiere de ambos lados en su uso y confirmación de quien está del otro lado
del mensaje o del dinero, de la responsabilidad de asociarse con marcas a diestra
y siniestra por ganar dinero sin importar el mensaje detrás de la marca.
En “The American Meme”
se habla de la responsabilidad que tiene un Influencer para no ensuciar su
nombre, su reputación o su credibilidad con cualquier marca, pero también se reflexiona
acerca de todo lo que se hace en Internet se queda en la red para siempre y con
el tiempo puede resultar contraproducente para las personalidades de la red.
“The American Meme”
resulta un documental aún más perturbador sobre la vida en Internet, en este
caso de aquellos que han logrado a través de redes sociales, canales o
plataformas propias convertirse en personalidades seguidas por millones de
personas, desconocidos que viven una soledad impresionante que en muchos de los
casos que los obliga a creer que la única manera de darle sentido a su vida es
ser parte del espectáculo de su personaje favorito del Internet, como en el
caso de las mujeres que acuden a los sitios donde se presenta Kirillwashere
para ser humilladas por voluntad propia creyendo que se están divirtiendo.
Paris Hilton, quien se cuenta entre los productores del documental,
Emily Ratajkowski, Kirill Bichutsky, Brittany Furlong, DJ Khaled, Josh
Ostrovsky están entre las principales voces que dan vida al documental que va del
furor y encanto de ser una celebridad al abismo de repetir la misma rutina
durante años, de la creatividad y escándalo llamativo, al estigma de un mal
video viral. Del crecimiento vertiginoso y el salto a la fama, al olvido y las
consecuencias en la salud y las relaciones personales de los influencers que
cierra el circulo y los lleva a lugares similares al vacío existencial de sus
seguidores. A manera de contrapunto en el documental aparece un actor, modelo,
director y escritor llamado Mathew Felker quien no tiene ninguna red social, ni
interacción personal en Internet lo que no lo conflictúa y tampoco le ha
impedido ser feliz y lograr las metas a las que se aspiraba antes de existir el
Internet. Emily Ratajkowski se refiere a lo democrático que es Internet y que
en muchas ocasiones fue el argumento de los primeros Hacktivistas como Edward
Snowden y Aaron Swartz quien supuestamente se suicidó en 2013 después de
hackear documentos de MIT, y así como es democrático y todo tipo de materiales
se publican en Internet, son estos hombres y mujeres que lo han hecho su
ambiente ideal para triunfar, quienes a veces lo denigran con lo idiota de su
contenido, aunque argumentarán, sin poder rebatirlos que es lo que sus
seguidores quieren, como en su momento el empresario mexicano Emilio Azcárraga
Milmo defendió y promovió los contenidos mediocres y sosos de la televisión
mexicana. Todos ellos conscientes de que los personajes que han creado en sus
redes sociales son para sus seguidores tan reales que muchas veces devoran la
individualidad del Influencer. Sin que la gente entienda la diferencia entre
ese personaje que han creado para Internet, el cual no tiene ver en nada con el
hombre o la mujer detrás de la cara en Internet y que no es cercano a lo que
realmente son. Desgraciadamente poco o nada les queda por hacer, porque como
algunos de ellos lo reconocen el tiempo de los influencers está por cambiar, si
no es que por finalizar y su vida ha sido definida por esos minutos de fama
virtual que los condena en tiempo y espacio.
Ambos documentales son propuestas para hacernos reflexionar
sobre una sociedad donde las nuevas generaciones de hombres y mujeres viven encerrados
en una vida expuesta a la mirada de todos los demás, quienes en su hedonismo,
egoísmo y profunda soledad están dispuestos a sacrificar su humanidad,
confiando ciegamente, además, en mucho de lo que se publica o aparece en las
redes sin aceptar la responsabilidad de verificar la información antes de
validarla ellos, creando confusión y el caldo de cultivo perfecto para vivales,
falsas estrellas, mensajes mediocres y perversos, así como estafadores.
publicado el 5 de febrero de 2019 en roastbrief.com.mx
imagen Netflix
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