La oposición sonora y
combativa ha desaparecido y el silencio de los principales partidos de
oposición se convierte en sospechosa complicidad con el gobierno federal.
Armando Enríquez
Vázquez
Tras la victoria de Andrés Manuel López Obrador hace casi un
año ya y seis meses de ejercer la presidencia del país, con una mayoría en
ambas cámaras del poder legislativo, lo más sorprendente es el silencio casi
total de la oposición política de México. Ni el PRI, ni el PAN son críticos, no
muestran interés por oponerse al presidente en buena lid, cuestionarlo y mucho
menos por recomponer sus partidos en ruinas tras la debacle de julio del año
pasado. Lo que augura un largo reinado del partido del presidente y sus
pequeños corruptos aliados.
El PRI encabezado por Claudia Ruiz Massieu ha doblado por
completo las manos, la oposición feroz que mostró durante los doce años de
gobiernos panistas, una oposición descarnada encabezada sobre todo por Manlio Fabio
Beltrones, ha sido inexistente en seis meses. El PRI con su silencio sólo hace
que muchos pensemos que ese pacto con López Obrador para salvar la cabeza de
Peña Nieto y otros altos funcionarios del gobierno pasado es real. Hoy el PRI
parece el mejor aliado de Morena y del presidente.
El PAN por su parte, también se ha mantenido en modo dormido
y para ser la segunda fuerza política del país su actuar no solo ha sido tibio,
sino ineficiente como contrapeso de lo que Morena intenta hacer para controlar
el país a como de lugar y bajo la visión totalitaria del presidente. A tal
grado es invisible el PAN que nadie en la calle puede nombrar quien es el
presidente de dicho partido.
En el caso de la autonombrada comentocracia, no son claros
los intereses de muchos hombres y mujeres que durante décadas han querido
parecer, y en ocasiones lo han sido, oposición intelectual y hoy no pueden
articular de manera racional sus argumentos en contra de Morena y lo mismo
sucede con los nuevos comentocratas que representan al nuevo gobierno y que son
tan poco críticos y analíticos como aquellos que forjaron ese nombre y ese
puesto desde una visión política contraria a la del gobierno actual.
La oposición viene hoy de la despreciada, por el hombre en
el poder, sociedad civil que, desde diferentes trincheras, especialmente las benditas redes sociales, pero llegando
al valiente cuestionamiento frontal, como las representantes de Mexicanos
contra la Corrupción que llegaron a cuestionar al presidente en plena conferencia
mañanera, incomodando al hombre que se cree dueño de la verdad, lo hacen ver
que no lo es y en México hay más de 20 millones de mexicanos que no votamos por
él y queremos que nos hable de manera correcta y respetuosa de nuestra
inteligencia y no con demagogia que es palabrería de campaña a seis meses de
ser presidente y que en nada lo diferencia del PRI o del PAN cuando han llegado
al poder.
La oposición en redes sociales tiene un punto en contra; la
visceralidad con la que se manifiestan los miembros de ambos lados y la
descalificación que los bots del gobierno hacen de manera inmediata y masiva a
aquellos que hablan en contra del presidente y de sus decisiones.
Pero es esa oposición ciudadana, la única que cuestiona,
muchas veces no de la mejor manera, el ejercicio desbocado y total del poder con
sus discursos demagógicos, divisorios y mentirosos. Son la voz que responde o
cuestiona, un papel que la oposición política no puede o no quiere tomar a
pesar de ser esa su razón de ser, a un presidente que se quiere erigir como
mesías de un pueblo.
Desgraciadamente estas voces no pueden articular una fuerza política
capaz de competir contra el partido en el poder en las instancias legales, políticas
y de poder.
La fuerza del dinero que desde el gobierno nace para crear
clientelas y que ataca la lacerante pobreza de millones de mexicanos de la
misma burda manera que lo hizo el PRI y el gobierno de Vicente Fox en su
momento, dando dinero y no enseñando a pescar pretende ser la base para consolidar
un gobierno no de lealtades si no de dependencia y dádivas de un gobierno igual
de inhumano que los peores gobiernos neoliberales o del nuevo PRI o del asesino
de Luis Echeverría y nadie está protestando, ni siquiera porque desde el pódium
mañanero del poder los acusan de lo mismo.
Durante los gobiernos de México desde los años ochenta la
oposición política, fue ganando espacios a partir voces poderosas y criticas
como Manuel Clouthier, Carlos Castillo Peraza, Cuauhtémoc Cárdenas, Heberto
Castillo, Amalia García, el mismo López Obrador, hoy hacen falta esas voces críticas
desde la oposición.
Tristemente de la misma manera que la dominación priísta de
los sesenta, setenta y parte de los ochenta, hoy únicamente el inquilino de Palacio
Nacional dicta la agenda y los temas tratar, dice que esta bien y quienes son los
enemigos de México, con el mismo discurso de Carlos Salinas de: “México existe desde siempre.” porque él
lo dice y nadie lo increpa desde la oposición.
La oposición que desapareció en seis meses, no puede seguir actuando
como una pálida sombra si no quiere desaparecer para siempre.
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