martes, 14 de enero de 2020

Julia Morgan la arquitecta que construyó un pueblo.




La historia de la primera arquitecta californiana, es también la de la mujer detrás del proyecto desproporcionado del magnate William Randolph Hearst.

Armando Enríquez Vázquez

En la clásica película de Orson Welles El ciudadano Kane, observamos la enorme mansión que el magnate del periodismo Charles Foster Kane crea para alimentar su vanidad. Como en la película, el personaje en el que se basó Welles para su cinta; William Randolph Hearst, fundador de un imperio en medios impresos que aún existe, mandó construir una exagerada mansión para presumir a todas las personas que, a lo largo de su vida fueron invitadas a la propiedad, su dinero, su poder y el tamaño de su ego. Detrás del diseño y la edificación de esta mansión conocida en sus años como San Simeón y hoy como el Castillo Hearst, estuvo la mente de una extraordinaria arquitecta llamada Julia Morgan, quien a lo largo de 28 años trabajó para el magnate y desarrolló la Mansión.
La vida de Julia Morgan es una historia de grandes éxitos, pero sobre todo una historia de perseverancia para acabar con el famoso techo de cristal.
Julia Morgan nació el 20 de enero de 1872 en San Francisco, California, en Estados Unidos. Sin importarle las costumbres de la época y apoyada por sus padres, Julia ingresó a la Universidad de California en Berkeley y en 1894 se graduó como ingeniera. Entre sus profesores se encontraba un joven arquitecto; Bernard Maybeck, quien en su momento se convirtió en mentor de Morgan. Maybeck decidió abrir un curso en su casa sobre diseño arquitectónico, al cual invitó a Julia, veía en ella un gran potencial y una vez que Julia se graduó como ingeniera Maybeck la impulsó a viajar a Francia para entrar en la Ecole de Beux-Arts y estudiar arquitectura.
En octubre de 1897 Morgan hizo el examen para la escuela en Paris, pero al no quedar entre los 30 primeros lugares, no tuvo acceso a la facultad. Con el apoyo económico de sus padres y apretándose el cinturón Morgan permaneció en Paris y se preparó de nueva cuenta para el examen, el cual presentó en abril de 1898, esta vez a pesar de alcanzar la meta de entrar dentro de los 30 mejores exámenes, los profesores, machistas, al fin y al cabo, le bajaron la calificación para no aceptarla y bajo la consigna de no aceptar mujeres para no alentar la entrada de “señoritas” en carreras y distraerlas de las labores propias de ellas. Ese lugar común que se escuchaba, y tristemente aún se escuchan, a lo largo y ancho del mundo. Julia Morgan no se dio por vencida y se preparó para el examen de admisión de nuevo, este se realizó en octubre de 1898, esta vez el resultado de su examen fue tan bueno, obtuvo el treceavo lugar entre los postulantes, que los examinadores no tuvieron pretexto para negarle la entrada a la escuela, con lo que se convirtió en la primera mujer en entrar a la Ecole de Baeux-Arts de Paris y la primera arquitecta en titularse en la misma, su proyecto final le ganó el primer premio de la Escuela lo que hizo que se graduara con honores.



Antes de regresar a Estados Unidos, Julia Morgan realizó su primer trabajo a restaurar el salón de una mansión del siglo XVII que pertenecía a un millonario norteamericano que había emigrado a Estados Unidos. Durante su estancia en Paris y gracias a su amistad con Maybeck, Julia conoció a Phoebe Hearst, viuda del magnate minero George Hearst y madre de William Randolph Hearst. La viuda ofreció un apoyo económico para la que la joven se mantuviera en Paris, Morgan agradeció el gesto, pero rechazó la ayuda de manera muy política. Phoebe se quedó con una mejor impresión de la joven arquitecta de la que ya tenía. La relación, como sabemos, entre Morgan y los Hearst no acabó ahí.
A su regreso a Oakland, estableció una oficina para trabajar en la casa de sus padres y  entonces fue llamada por John Galen para ayudarle en la construcción y diseño de nuevos edificios para la Universidad de California en Berkeley, Morgan fue la responsable del diseño del edificio de la facultad de minería, hoy facultad de ingeniería y ciencias de los materiales, así como del Teatro Griego ambos llevan el apellido Hearst, ambos edificios fueron registrados como monumentos nacionales en California en 1981. Para 1904 y gracias a ciertos comentarios que hizo Galen y que llegaron a oídos de Morgan donde el arquitecto reconocía el gran talento de la arquitecta y además aceptaba que su talento era muy barato por el simple hecho de que se trataba de una mujer, Morgan decidió independizarse y crear su propia empresa.
Para lograrlo Morgan se certificó como arquitecta profesional de acuerdo con las leyes del estado de California, lo que la convirtió en la primera arquitecta certificada con su propia empresa en Estados Unidos, rompiendo de nuevo el techo de cristal en su profesión.
El primer gran trabajo para Julia Morgan vino después del terremoto de 1906 cuando el Hotel Fairmont la contrató para reconstruir el edificio que fue destruido por el incendio que siguió al movimiento telúrico. El Hotel Fairmont, como muchos otros edificios de la arquitecta, aun esta en pie en San Francisco.
Este trabajo catapultó la carrera de la arquitecta. Trabajó en diferentes proyectos que le comisionó Phoebe Hearst y a partir de 1919 trabajó con su hijo. La construcción del llamado Castillo Hearst que implicó el desarrollo de una gran mansión que tiene como edificación principal una enorme casa que evoca a las iglesias españolas de la edad media, de hecho, todas las construcciones de la propiedad de William Randolph Hearst que en total suman más de 160 habitaciones son una réplica de un pueblo español. Esta obra colosal no fue la única obra de la prolífica Julia Morgan, a lo largo de su vida construyó más de 750 edificios y casas, la mayoría de ellos en su estado natal. Su producción como arquitecta supera a otros arquitectos norteamericanos del siglo XX, incluyendo al icónico Frank Lloyd Wright. La colaboración entre el millonario y la arquitecta duró veintiocho años, a lo largo de los cuales innumerables adiciones, cambios y mejoras se hicieron en la propiedad. Morgan era la encargada de todo; incluso las adquisiciones de antigüedades procedentes de España, los animales del zoológico de la casa. Hoy la mayor parte de la propiedad pertenece al Estado de California al que fue donada por los herederos de Randolph William Hearst y es un museo y uno de los edificios históricos de California.
Morgan está considerada como una de las principales exponentes del movimiento llamado First Bay Tradition, un movimiento arquitectónico de la zona de la Bahía de San Francisco que era una respuesta a los movimientos arquitectónicos de la costa Este de Estados Unidos y de las tendencias inglesas de construcción. Entre las características del First Bay Tradition, el uso de materiales nativos de la zona como el roble, cedro, la piedra, entre otros. La asimetría en sus construcciones y sobre todo el tener claro que cada construcción era independiente y única. Se debía tratar a cada una de ellas como una obra de arte.



Hearst no fue el único cliente de la arquitecta, otro de sus grandes clientes fue la Asociación de Jóvenes Mujeres Cristianas o YWCA, para esta asociación Morgan diseñó edificios en San Francisco, Oakland, Salt Lake City y Honolulu, entre otras ciudades.
Morgan también es conocida como una arquitecta que se dedicaba a satisfacer los caprichos y peticiones de sus clientes. Sin que esto la convirtiera en una persona que sólo tomaba ordenes. Morgan balanceaba las ideas de los clientes con sus ideas arquitectónicas, para lograr un balance entre los pedidos del cliente y su trabajo como arquitecta.
Para Julia Morgan, su trabajo era su único legado. Sólo las construcciones eran reales, todo lo demás no valía la pena, tal vez por eso en 1951 cuando decidió cerrar su empresa destruyó todos los papeles que tenía. A partir de ese momento se recluyó en su casa.
Jullia Morgan murió el 2 de febrero de 1957.


imagenes: wikipedia.org

lunes, 13 de enero de 2020

Una risueña vaca y la feliz familia que es su dueña.




Fundada en el siglo XIX la empresa que inventó La Vaca que Ríe creo un producto acorde a la modernidad del siglo XX y la demanda del XXI.

Armando Enríquez Vázquez

Un nombre de marca extraño, además de divertido, es el utilizado por una empresa internacional de lácteos para uno de sus productos más exitosos; La Vaca que Ríe. Un queso procesado de origen francés, con un gran posicionamiento, que fue capaz de ser una marca importante en Francia y más tarde conquistó el mercado norteamericano, uno de los más grandes consumidores del lácteo, lo que la convirtió en una marca reconocida en más de 100 países del mundo.
Jura es una provincia francesa que se creó en 1790 y que se encuentra en el extremo oriental de Francia en el sistema montañoso del mismo nombre, que es parte de los Alpes. Jura se encuentra en la frontera con lo que es hoy Suiza. Esta es una de las muchas regiones con una larga de tradición de creación y fabricación de quesos.
Jules Bel nació en 1842 en el poblado de Chambéria, en la provincia de Jura. Interesado en la fabricación de quesos, fundó una empresa en 1865 dedicada a la fabricación de quesos de tipo Gruyere en otra población de Jura, llamada Orgalet. En 1878, nació León Bel, hijo de Jules quien, en 1904 tras la muerte de su padre, se hizo cargo de la empresa. Al iniciar la I Guerra Mundial León Bel Formó parte de las tropas francesas, al finalizar la guerra Bel regresó a Orgalet. De manera paralela en 1911 en Suiza Walter Gerber y Fritz Stettler desarrollaron a partir de Queso Emmentaler rallado, el cual calentarlo se mezclaba con citrato de sodio, de esta manera lograron crear un queso de gran suavidad, agradable sabor y lo más importante con una mayor vida en las estanterías. Bel interesado en esta forma de alargar la vida del producto, comenzó a busca una fórmula propia para los quesos que producía, en 1921, encontró esa mezcla y la llamó a la marca La Vaca que Ríe.
Este nombre tiene su origen en un poster popular durante la I Guerra Mundial entre los franceses. Durante el conflicto armado León formó parte de un grupo dedicado a repartir alimentos entre las tropas. Con la idea de brindar un momento grato a los soldados y para burlarse de los alemanes un compañero de brigada de Bel decidió adoptar como mascota un dibujo de uno de los miembros de la brigada llamado Benjamín Rabier, con una vaca riendo a la que llamarón Wachkyrie haciendo burla de las valquirias germanas y a la palabra vaca en francés. Con el tiempo la imagen de la Vaca sonriente decoraba los camiones de las provisiones del ejército francés.
Benjamín Rabier fue un gran ilustrador y creador de personajes animados en el inicio del cine francés. Cuando Bel creó la marca de su queso procesado, lo hizo pensando en ese diseño. En el inicio de la marca el dibujo fue hecho por Bel pensando en el original de su amigo. Pero no quedó conforme con él. En 1925 León le compró el diseño a Benjamín Rabier y le pidió añadir al diseño unos aretes redondos a sugerencia de la esposa de Bel, que son dos empaques del queso creado por Bel, que además ayudaban a las personas a no confundir el diseñó con un toro o un buey, además Bel le pidió a Rabier cambiar el café original de la vaca por un rojo que llamara más la atención. Desde entonces la marca se distingue por el logo de la vaca roja que ríe, con aretes en forma de las cajas empaque del queso.
Al inicio La Vaca que Ríe se enlataba, poco a poco la envoltura cambió a la caja de cartón con los triángulos de que queso envueltos en aluminio. El queso producido por la empresa de León Bel fue el primer queso en obtener una condición de marca registrada en Francia.
León invirtió en tecnología y modernización de la empresa, y en 1926 trasladó su compañía a la localidad de Lons le Saunier, donde hasta la fecha se encuentra su sede principal, pero también en mercadotecnia, León demostró su talento, al imprimir el atractivo diseño de Rabier en muchos productos promocionales dirigidos a niños, lo que ayudó a posicionar la marca. En 1929 Bel abrió su primera sucursal en Inglaterra.
En 1952, el grupo Bel lanzó un nuevo producto al mercado al que llamo Babybel, un pequeño queso tipo Edam que de la misma manera que los enormes quesos Edam está cubierto en cera para su conservación. A lo largo de las décadas se ha convertido en otra de las marcas líderes del grupo. Otra marca importante para el Grupo Bel es Apericube, unos cubos de queso saborizados de manera individual.
En los años setenta el Grupo Bel, dueño de La Vaca que Rie, atacó por primera vez el mercado norteamericano, estableciéndose con éxito en Canadá primero y después atacando el mercado de Estados Unidos. Hoy Grupo Bel cuenta con tres plantas de producción en Estados Unidos. Grupo Bel ha comprado a otras empresas de lacteos en los últimos 60 años iniciando con la empresa francesa Port Salut en 1950, después se hizo de la marca inglesa Crowson en 1973, en 2002 una holandesa llamada Leerddammer y finalmente otra francesa, Boursin, en 2007
León Bel murió el 19 de julio de 1957 en Paris. La empresa fue heredada a su yerno Robert Fievet, quien tomó las riendas de la empresa hasta 1996 cuando heredó la empresa a su yerno Bernard Dufort. Hoy la empresa es manejada por un miembro de la quinta generación de descendientes de Jules Bel. Antoine Fievet. La empresa es una enorme multinacional y una de las más importantes empresas francesas.
En 2009 una de las nietas de León Bel, Catherine Sauvin junto con Bernard Hanet crearon La casa de la vaca ríe, un museo dedicado a mostrar la historia tanto industrial como de mercadotecnia del exitoso y poderoso Grupo Bel.


publicado en the point.com.mx el 16 de diciembre de 2019
imagen: Grupo Bel

sábado, 11 de enero de 2020

De nombres y fanáticos en la NFL. (2)




Existen seguidores que van más allá de un equipo y demuestran su admiración por un solo jugador, o un grupo de ellos.

Armando Enríquez Vázquez

Hace más de un año escribí acerca de algunos de los diferentes apodos que se dan en la NFL, pero desde el momento en que comencé tenía claro que habría más de una entrega. Además de los aficionados de los equipos que crean sus clubs, existen aquellos que se dedican por razones claras y otras extrañas a seguir y apoyar a un solo jugador o a un grupo de ellos.
Uno de estos grupos que llamaba mi atención en mi infancia, tal vez por la intrascendencia del jugador a quien animaban estos fanáticos, eran Los Gorilas de Gerela. Roy Gerela era el pateador de goles de campo de los Acereros de Pittsburgh. Gerela llegó a los Acereros en 1969, de origen canadiense había estudiado en la Universidad Estatal de Nuevo México, su carrera profesional fue bastante común. En 1969 fue la cuarta selección de los Petroleros de Huston y en 1971 pasó a un equipo que tenía décadas de ser intrascendente, aún así logró llamar la atención desde su primer año con los Acereros: un hombre llamado Bob Bubanic, quien alquiló primero un disfraz de gorila, con los años compró el disfraz comenzó a animar al pateador. Un grupo de amigos se unieron a Bubanic, se sentaban en uno de los extremos del Estadio apoyando al pateador y tratando de distraer a los pateadores oponentes cuando intentaban anotar en ese poste. En 1979 Roy Gerela fue despedido de los Acereros y jugó una última temporada con los Cargadores de San Diego.



De la misma manera que Gerela, otros de sus compañeros en los Acereros tenían grupos de aficionados que los apoyaban de manera personal. Franco Harris el legendario corredor de los Acereros tenía un grupo de fans que se llamaban: El Ejercito Italiano de Franco, Creado por dos empresarios locales aficionados de los Acereros Pittsburgh, Tony Stagno y Al Vento quien desde la llegada de Franco Harris al equipo en 72 decidieron apoyar al jugador cuya madre era italiana, Harris, procedente de Penn State fue la treceava selección en la primera vuelta del Draft de 1972. El Ejército Italiano de Franco, incluía además de los dos empresarios de ascendencia italiana a otros muchos miembros de la comunidad italiana de Pittsburgh, se sentaban cercanos al medio campo y hacían una especie de pequeña Italia, en esa zona, comiendo platillos italianos, bebiendo vino, ondeando una bandera de Italia y lanzando mal de ojo a los equipos enemigos. Los aficionados se paseaban con uniformes militares en jeeps afuera del estadio y se referían al corredor de los Acereros como el Generalísimo Franco. El grito de guerra de estos aficionados era: Run, Paisano, Run!
En el Estadio de los Tres Rios, antigua casa de los Acereros, había también un solitario aficionado Thaddeous Majzer que se convirtió en fan del Linebacker Jack Ham y colgaba un letrero en eslovaco en honor del jugador de la cortina de acero que se leía: Dobre Shunka. Que significa Buen Jamón y forma un extraño y bilingüe juego de palabras con el apellido Ham, jamón en español, del gran jugador de los Acereros. John Frenchy Foqua el otro corredor de los Acereros tenía como competencia a Ejército Italiano de Franco, a La Legión Extranjera de Frenchy, haciendo referencia a su ascendencia francesa.
En Washington un aficionado a los Pieles Rojas y con gran admiración por la defensiva conocida como The Hogs, llamado Michael Torbet, quien con el tiempo adoptó al apodo de Boss Hogette, durante una celebración de Halloween que se llevó a cabo en el asilo donde se encontraba su abuela, se disfrazó utilizando uno de los vestidos de la anciana. Añadió una nariz de cerdo y una peluca, esto le dio la idea junto con un grupo de amigos de animar a los defensivos de los Pieles Rojas disfrazados, con vestidos, pelucas, su nariz de cerdo, anillos que acompañaban sus gordas siluetas y abundante vello facial. Adoptaron entonces el nombre de Hoggettes, femenino de Hogs. Los jugadores se retiraron, pero los aficionados continuaron animando a los Pieles Rojas. El grupo de aficionados y su peculiar forma de vestirse llevaron a los creativos de Visa a realizar a principios del siglo un simpático comercial con un niño que observa a un viejo medirse vestidos de mujer en una tienda departamental y a su prejuiciosa madre que lo aleja del lugar. Al final descubrimos que el viejo es uno de Las Hogettes y está en el estadio de los Pieles Rojas. En 2013 Las Hogettes anunciaron su desaparición. A pesar de no aparecer en su disfraz en el estadio a partir de ese momento, el grupo de aficionados aseguró que seguirían apoyando a los Pieles Rojas en el estadio y fuera de él y contribuyendo a las causas filantrópicas con las que colaboraban y habían fundado.   



En las ciudades donde el invierno es severo con temperaturas bajo cero, nunca han faltado los aficionados borrachos que descamisados ven el juego o se pintan en el torso las iniciales del equipo, pero estos aficionados que muchas veces obtienen la atención de la cámara por unos segundos, viven su momento de gloria. Durante la primera década del siglo XXI, tres jóvenes de Wisconsin; Liz Gray y las hermanas Jen and Ashley Connors y más tarde se unió al grupo la prima de estas dos últimas Amanda, se volvieron famosas en las tribunas de Lambeau Field con sus tops de bikini amarillo, y sus carteles apoyando a los Empacadores de Green Bay y la rúbrica en sus mantas Bikini Girls, utilizando la G del emblema de los Empacadores como la inicial de Girls. Estas tres jóvenes llamaron la atención por un par de temporadas de los aficionados y periodistas en Wisconsin, incluso la revista Maxim anunció un número con una sesión fotográfica con las jóvenes, algo que nunca sucedió. En diferentes entrevistas las Bikini Girls se definieron como aficionadas de corazón de queso, antes que chicas buscando llamar la atención de la revista, lo que puede ser cuestionable, pues las jóvenes desaparecieron como aparecieron, al menos ya no se descubrieron en las temperaturas bajo cero del Estadio Lambeau. 
 Así y con mucho retraso termina la segunda entrega sobre los fans y los grupos que han creado pronto una tercera entrega sobre el tema.



imagenes: ebay.com
                 bleacherreport.com
                 grassrootmotorsport.com

martes, 7 de enero de 2020

Chernobyl; Estado vs Individuo, la peor tragedia.



Chernobyl invita a reflexionar sobre la falsedad de la transparencia gubernamental; la arbitrariedad que el poder político da a los hombres y la fragilidad del ciudadano común frente a cualquier Estado. 


Armando Enríquez Vázquez

Espere un tiempo antes de ver Chernobyl de HBO quería dejar pasar la euforia inicial de ciertos periodistas y comentaristas de noticias acerca de una serie que tiene que ver con lo que es su profesión. Escrita y creada por Craig Mazin y dirigida Johan Renck. El primero conocido por sus textos para comedias totalmente simplonas como Scary Movie 3 y 4 o ¿Qué pasó ayer? Parte Dos y cintas de acción como El cazador y la reina de hielo o la nueva versión de Los ángeles de Charlie. Por su parte Renck es un director que ha participado en algunas de las series exitosas de este siglo, dirigiendo un puñado de capítulos en cada una de ellas como Breaking Bad, Bates Motel, The Walking Dead, Vikingos, así como dos de los últimos videoclips de David Bowie; Blackstar y Lazarus. De esta muy dispareja unión, surgió una de las miniseries más llamativas, reflexivas e impactantes de este año. Alejada de esa crónica informativa que podía, y yo temía, se ocupara de la serie.
El tema central de la serie Chernobyl, desde mi punto de vista, está lejos de ser la enorme tragedia que a todos los niveles resultó ser el accidente en la planta nuclear de la ciudad ucraniana de Chernobyl. El tema se centra en lo que es la mayor tragedia de la humanidad en el siglo veinte; la pérdida y la carencia de importancia de la persona humana, de su voz, bajo el oprobioso poder de una avariciosa y mediocre, pero muy omnipresente burocracia de los gobiernos de izquierda y derechas del mundo. Como toda gran serie es el accidente el pretexto para reflexionar sobre otros asuntos tremendamente más humanos.
Si bien Chernobyl no puede dejar de hablar con esa visión maniquea que tienen los norteamericanos de los soviéticos, y más en esta época de Donald Trump, mostrando los terribles errores cometidos en la Unión Soviética y que muchas veces de manera consciente o como en el caso del accidente de Chernobyl, inconsciente, terminaron con la muerte de miles de seres humanos ajenos a la política oficial, como si esto nunca hubiera sucedido en Estados Unidos.
La miniserie toda en tonos muy neutros, grises nos quiere mostrar a una ciudadanía aplanada por el estado soviético, incapaz de reconocer sus fallas, su estancamiento y lo que es peor su realidad.
La miniserie de 5 capítulos es sin duda el mejor aparador para recordarnos la calidad histriónica de Jared Harris que interpreta al químico soviético Valery Legasov, quien presidió el comité de investigación de las causas del accidente, lo que descubrió y el papel que el Estado jugó tratando de manipular y censurar los resultados de esta investigación y minimizando los efectos reales, lo que en su momento hizo agravarse la situación frente a las naciones de Europa. La soberbia y arrogancia de los miembros del politburó, algo que desde un principio se reflejó en la actitud de negación del encargado de la sala de reactor donde se produjo la falla humana y en la postura que las autoridades locales y sindicales decidieron acoger, cubriéndose las espaldas por un lado y por otro culpando a otros.
En ese sentido el estado soviético prefirió callar el mayor tiempo posible los hechos y en su momento negar los resultados de la investigación de Legasov, sin embargo al ser una figura conocida en el mundo por presentar sus resultados maquillados por el estado en una conferencia mundial en la que se trataba de tranquilizar a los jefes de gobierno de Europa Occidental, Legasov no fue encarcelado, ni desaparecido, simplemente al más puro estilo del totalitarismo soviético, fue condenado al ostracismo, despojado de su trabajo. Víctima de un cáncer que él mismo predijo desde su primer viaje a la ciudad afectada para conocer la realidad de un reactor expuesto, Legasov se suicidó el 27 de abril de 1988, dos años y un día después del accidente.
Chernobyl invita a reflexionar sobre la falsedad de la transparencia gubernamental en cualquier estado, la altanería y arbitrariedad que el poder político da a los hombres y la fragilidad del ciudadano común frente a cualquier Estado.
La actuación de Jared Harris es la columna vertebral de la serie y la elección no pudo ser mejor, de la mano de Legasov siempre hubo un miembro del gobierno soviético que era el encargado de mantener la información oficial. Ese hombre fue el vicepresidente del Consejo de Ministros, un hombre llamado Boris Shcherbina, en la serie interpretado por el actor sueco Stellan Skarsgard, en un principio Schcherbina es la contraparte de Legasov, pero como bien se sabe la burocracia y sus leyes son incapaces por más que quieran de modificar la vulgar y brutal realidad.  Son estos dos actores entre un enorme casting de diferentes personajes reales y ficticios, los que hacen la serie y actuaciones excepcionales como la pequeña aparición de Donald Sumpter quien interpreta a un viejo burócrata, una figura patriarcal para los funcionarios de Chernobyl, quien con el clásico discurso demagógico y chabacano sobre la importancia del estado que cualquier persona que se cree autoridad de un régimen autoritario e irracional, termina una discusión en la que en teoría la política no tiene nada que ver. La producción es excepcional, la recreación de la Ciudad de Chernobyl, es un logro de la producción y ayuda a la credibilidad de la misma.
La miniserie vale la mucho la pena verse y disfrutar por un lado de las actuaciones y por otro, en especial para los jóvenes, conocer el accidente, las razones detrás de él y la posición idiota que el gobierno de la Unión Soviético adoptó no sólo para enfrentar a sus adversarios occidentales, si no para justificar lo injustificable antes sus ciudadanos, porque en necesario poner los pies en la tierra y ser conscientes del poder real y destructivo de un estado autoritativo, dictatorial y soberbio.
Me gustaría en un futuro ver una miniserie sobre Fukushima para que nos quede claro que esto no es un problema exclusivo de los adversarios de Estados Unidos.
HBO tiene en el sitio oficial de la miniserie un podcast donde el creador y un conductor de la NPR radio pública de Estados Unidos llamado Peter Sagal, platican sobre el significado de los episodios, las memorias y las bases para realizar la miniserie, así como para enfatizar que Mazin el tema son las mentiras y sigo pensando que son esas mentiras oficiales las que anulan al individuo.

publicado en roastbrief el 2 de septiembre de 2019.
imagen: HBO

lunes, 6 de enero de 2020

Mujeres de Letras en el reinado de Isabel La Católica.




La corte de la reina Isabel I de Castilla acogió e hizo prosperar a diferentes mujeres dedicadas a las letras y la enseñanza.

Armando Enríquez Vázquez

Durante el reinado de Isabel I de Castilla, tiempos en los que terminaba la Edad Media, nuevos vientos corrían por Castilla, la próxima expulsión de la península ibérica a los musulmanes y la incitación a un éxodo judío, marcaban la implantación de un catolicismo férreo, intolerante y castrante; una naciente sociedad católica dominada por la persecución religiosa y cimiente de la feroz Santa Inquisición. Curiosamente en el seno del catolicismo machista, el hecho de que el reino de Castilla fuera dirigido por una mujer ayudó a promover la carrera y las actividades de mujeres, sobre todo aquellas cercanas a la reina, que florecieron en los días que Isabel gobernó.
La más importante de estas brillantes mujeres fue Beatriz de Bobadilla que nació en Medina del Campo en 1440, el padre de Beatriz fue nombrado el encargado de la fortaleza de Arévalo donde estaban encerradas la futura Isabel de Castilla, su hermano y su madre, las niñas congeniaron desde el inicio y fructificó con los años una gran amistad, al grado que Beatriz de Bobadilla se convirtió en la consejera de la reina. Independientemente haber sido su mejor amiga, Beatriz acompañó a Isabel a lo largo de su vida en las buenas, en las malas y en las peores. Isabel le otorgó a ella y a su marido el marquesado de Moya y en momentos de incertidumbre le confió el cuidado de su hija la futura reina Juana. Hay quienes dicen que fueron los consejos de Beatriz de Bobadilla los que impulsaron a Isabel I de Castilla a tomar finalmente la decisión de apoyar la aventura de Cristóbal Colón. Esta Beatriz murió en 1511.



Otra sabia mujer que habitó la corte fue Beatriz Galindo, conocida también como La Latina, quien por órdenes de Isabel de Castilla se encargó de educar a Juana y a sus hermanas. Beatriz Galindo nació en Salamanca en el seno de una familia aristócrata venida a menos por la pobreza y caos reinante en los territorios que hoy forman España. A pesar de ello Juana fue una niña y adolescente estudiosa, interesada en el latín y los escritores clásicos a los que dominó a la edad de dieciséis años. Beatriz sabía que la única forma de asegurar un futuro de estudio y reflexión era ingresar en un convento. Sin embargo, debido a su conocimiento del latín, idioma que la joven hablaba de manera fluida y sin trabas, lo leía y lo traducía, llamó la atención de la reina que la convocó a la corte para que la enseñara a ella, su hijo Juan y a sus hijas; Juana, María, Isabel y Catalina. En esos días Beatriz Galindo se había ganado ya el sobrenombre que la distingue a lo largo de la historia: La Latina.
Con el tiempo los reyes le consiguieron a Beatriz el marido ideal, para ellos claro, un militar de nombre Francisco Ramírez, quien murió a los pocos años en las acciones militares en contra de musulmanes y judíos. Beatriz fue además consejera y amiga de la reina, como fue el caso de Beatriz de Bobadilla. Más allá de sus labores como institutriz y educadora de futuras reinas, Beatriz escribió, poco sobrevive del material escrito por la erudita mujer. Además, tal vez por su infancia de carencias, Beatriz Galindo fue una mujer que fundó diferentes instituciones para los pobres siendo la más importante el primer Hospital para pobres de Madrid, conocido como La Latina. Así como varios conventos. Tras la muerte de Isabel I, Beatriz se internó en un convento y murió dedicada a obras de filantropía en 1534.
Entre las damas que formaban parte de la corte de la reina Isabel La Católica, la más enigmática de todas es Florencia Pinar. poco por no decir nada se conoce acerca de ella. Sólo le sobreviven unos cuantos poemas que fueron seleccionados en 1511 por Herrando del Castillo en su famosa obra Cancionero General. El siguiente es uno de esos poemas este dedicado a unas perdices que fueron enviadas vivas a una señora para cocinarlas:

Destas aves su nación
es cantar con alegría,
y de vellas en prisión
siento yo grave pasión
sin sentir nadie la mía.

Ellas lloran que se vieron
sin temor de ser cativas,
y a quien eran más esquivas
esos mismos las prendieron.
Sus nombres mi vida son
que va perdiendo alegría,
y de vellas en prisión
siento yo grave pasión
sin sentir nadie la mía.



imagenes: wikipedia.org

viernes, 3 de enero de 2020

Mindhunter segunda temporada. ¿Por qué?



La serie aún tiene grandes momentos en esta segunda temporada, desgraciadamente hay momentos de gran desperdicio en la narrativa y de historias secundarias de telenovela.

Armando Enríquez Vázquez

No cabe duda que una de las series más inteligentes estrenadas en Netflix durante 2017 fue Mindhunter y tristemente en su segunda temporada comienza a desvanecerse entre esa serie inteligente y una verdadera estupidez que nada tiene que ver con la premisa inicial que es recrear de manera ficticia los esfuerzos de un grupo de agentes del FBI por crear una nueva área de la agencia que pueda dedicarse a perfilar y entender la mente de los asesinos seriales. Las dificultades y la complejidad y similitudes entre los protagonistas en ambos lados de la serie.
Y es qué a pesar de centrarse en el caso de los asesinatos de niños negros en Atlanta a finales de la década de los setenta y principios de los ochenta, un caso real que paralizó aquella ciudad de Estados Unidos y que como se muestra en la serie sus políticos fueron capaces de negar todo en aras del crecimiento económico de la ciudad y de los intereses político- electorales de las mediocres y sesgadas autoridades. En medio de la historia a los productores y escritores de la serie se les ocurrió perder tiempo e interés con una trama telenovelesca, muy simplona y lugar común de quien no sabe que más hacer con los guiones, acerca de la posibilidad de que el hijo del agente Bill Tench (Holt McCallany) sea un asesino en potencia. Desde el guiño perogrullesco del cuerpo encontrado en una de las casas que Nancy Tench (Stacey Roca) esta vendiendo, uno comienza a sospechar que algo está podrido en Dinamarca y comienza a sentir calambres en el estómago pues algo pésimo puede suceder para la serie y, sí, así es. Los escritores de la serie nos ensartan un hilo argumental que no tenía ningún caso introducir y que más allá de aportar a la serie, entorpece la trama.
Si extirpamos toda esa trama narrativa de la serie lo que sería como dos capítulos menos en tiempo, la serie se desarrolla con el mismo ritmo de la primera parte, un ritmo que nada tiene que ver con las series policiacas norteamericanas, siempre acostumbradas a soluciones demasiado fáciles y que restauran el equilibrio del universo.
El desarrollo del caso en Atlanta, los hilos entre la política local, las fuerzas del orden de una ciudad en su mayoría negra pero con una presencia real y atemorizante del Klux Kux Klan, la atrevida idea de que exista asesino serial negro y que no se trate de un acto más de racismo en un país donde hasta hoy se vive la discriminación dirigida desde la misma presidencia de la nación, una vez más nos pone en la línea de las principales dificultades que Bill Tench y su compañero Holden Ford (Jonathan Groff) tienen antes de poder siquiera hacer su trabajo.
La serie aún tiene grandes momentos en esta segunda temporada; La entrevista con Charles Manson (Damon Harriman), el reencuentro del agente Ford con el asesino Ed Kemper (Cameron Britton) después de la crisis nerviosa que sufre Ford tras el abrazo de Kemper al final de la primera temporada. El intento de entrevista que llevan a cabo la doctora Wendy Carr (Ana Torv) y Gregg Smith (Joe Tuttle) en la cual el segundo demuestra su incompetencia al momento de realizar la entrevista con un criminal, mientras Carr tiene que tomar las riendas y arriesgarse a conseguir respuestas, ofreciendo información acerca de si misma y su lesbianismo, algo que tanto Smith como el nuevo jefe de la unidad el Director Gunn (Michael Cerveris) creen que es una estrategia de Carr. Así como la secuencia de despedida entre las dos amantes Carr y la cantinera Kay Manz (Laureen Glazier) que nos muestra la fuerza de la doctora y su determinación o la Secuencia de Holden Ford felicitando a su ex jefe el asistente de la dirección Shepard (Cotter Smith) por su jubilación, sólo para enterarse que lo han despedido de una manera muy política por la forma en que Ford llevó a cabo sus entrevistas.

La serie podría haber tenido una gran segunda temporada sin el melodrama y el desperdicio de tiempo para las audiencias que esperábamos mayor rigor en el desarrollo de una serie que había iniciado tan bien. Se habla ya de una tercera temporada, esperemos que desde el primer capítulo la serie recobre el rumbo y dejemos a la familia de Tench, como una serie de secuencias que sirvan de descanso a la tensión y fuerza de la narrativa principal y que se deshaga el daño hecho a la serie en esta segunda temporada.

publicado en roastbrief,com.mx el 26 de agosto de 2019.
imagen Netflix

jueves, 2 de enero de 2020

Mexiconario una forma de leer como hablamos.




En un libro muy atractivo y divertido Algarabía hace un magro intento por capturar la forma en que hablamos en las diferentes entidades federativas de nuestro país.

Armando Enríquez Vázquez.

Para aquellos que hemos vivido en diferentes ciudades de nuestro país, una de las cosas que siempre llaman nuestra atención y a las que nos es obligación adaptarnos y entender son los localismos y modismos que nuestro idioma toma en cada las diferentes regiones del País.
La editorial Algarabía acaba de publicar un libro al que pretenciosamente llama El Mexiconario, y dijo de manera pretenciosa porque en las 200 páginas que lo forman, no se puede acometer desmenuzar la riqueza y diversidad que los mexicanos hemos hecho con el idioma que Cortés y los que le siguieron impusieron en las arbitrarias fronteras de la Nueva España y más tarde se ha visto enriquecido y modernizado por los aportes de las lenguas originarias y la influencia de los imperios a nuestro alrededor, así como la constante migración de latinoamericanos desde hace más de 40 años procedentes de diferentes naciones del continente.
Algarabía se ha caracterizado a lo largo de su existencia por editar una revista y una serie de libros muy interesantes y con énfasis, sobre todo los libros, en el español que hablamos. Ellos son los autores de libros muy mexicanos de hablar como El Chingonario donde se dedicaron a desmenuzar todos los usos que le damos a la palabra Chingar, como verbo y sustantivo.
El Mexiconario es apenas una limitada lista de palabras que se utilizan en los 32 estados y la capital del país sin que por eso se convierta en un diccionario, es además una infografía actualizada, para los que desconocemos la división política de cada uno de los estados, del número de municipios y alcaldías por entidad, el número de habitantes y el porcentaje que representan en el total de población nacional.
A los hechos, o mejor dicho a la lectura me remito, como mencione antes, los que hemos sido afortunados para vivir en diferentes regiones y ciudades del país por lapsos largos descubrimos que la selección de la editora del libro María del Pilar Montes de Oca Sicilia, quien fue destituida apenas en noviembre de 2019 por su estúpida actitud, imbécil comentario y muestra de intolerancia, en relación al caso de la matanza de la familia LeBaron, a pesar de mostrar muchos regionalismos, esta muy lejos de ser una recopilación interesante y representativa de la forma de hablar de ese mosaico que somos los mexicanos y nuestras diversas formas de hablar.
Además, la mujer olvidó que hoy gracias a los fenómenos de migración interna consecuencia de la violencia y el narcotráfico muchos de estos modismos del idioma nos son conocidos a muchos más mexicanos de lo que sucedía hace treinta o veinticinco años y por lo tanto muchas de las palabras que forman parte de la lista que armó son ya del dominio común entre los mexicanos.



La falla está en la pretensión de llamar Mexiconario a un libro que no respeta la estructura de un diccionario y se limita a darnos la palabra o el término con un ejemplo de su uso sin entrar, muchas veces, en el detalle de si se trata de un sustantivo, adjetivo o un verbo, lo que es peor no nos dice nada acerca del origen del vocablo en cuestión. Los anglicismos como birria, sinónimo de cerveza, y la diferencia con la birria como guiso de Jalisco no se encuentra en la obra. Omite la voz guayabo con la que los habitantes de Cuernavaca se identifican a sí mismos, pero en el capítulo dedicado a Veracruz incluye Jarocho como gentilicio de los habitantes del Puerto de Veracruz. De manera por más arbitraria atribuye a los morelenses, sin que nos diga cómo o por qué la frase Chupar faros o el hablar de la ropa con el sinónimo Garras, en ambos casos más que de regionalismos, porque conocidas en el centro del país y de la capital desde hace más de 60 años, estamos hablando arcaísmos. Tampoco en el libro se nos habla del chilango Bolillo, el jalisciense Birote y el veracruzano Pan de Agua sus coincidencias y diferencias.
Uno de los mayores yerros se da en vocablos que son muy comunes en ciertas ciudades que la editora del libro desconoce al ser ajena a la cotidianidad de los lugares. En Chihuahua hasta la fecha se utiliza la palabra winie como sustantivo que se utilizar para designa una salchicha, morro/a no aparece, como tampoco troca o parquear, no aparece tampoco el modismo trae tiempo como coloquialismo de ¿Qué hora es?
Una de las cosas que recuerdo del tiempo que viví en Xalapa, Veracruz, era el uso común sin importar el estrato social de la palabra ves como sinónimo de ve imperativo del verbo ir. Siempre que pregunté porque era correcto decir: ¡Ves por las cocas! Invariablemente la respuesta era la misma es que ve es de ver. La riqueza, las variantes y distorsiones que existen de nuestro idioma al interior del país apenas están bocetadas en este libro que puede resultar interesante para un crío o un neófito del mexicano.
En este mismo sentido lingüístico alguien debería estar rescatando y reimprimiendo la obra del gran Arrigo Coen Anitúa quien publicó 3 libros muy interesantes acerca de como hablamos el español en México y el origen de vocablos popular.

miércoles, 1 de enero de 2020

Lizzie Arlington, la primera pitcher profesional.




El beisbol en sus inicios fue más incluyente que en el siglo XX. Lizzie Arlington fue la primera mujer en ser contratada por una liga masculina.

Armando Enríquez Vázquez.

En el campo de los deportes profesionales el predominio en la promoción y cobertura de los atletas y deportes masculinos, no sólo es obvio, es una vergüenza. Tristemente durante casi todo el siglo XX el deporte profesional fue uno de los terrenos en los que el machismo y discriminación de género florecieron. Bajo el pretexto de poseer mayor fuerza y resistencia en comparación con el arquetipo social que se hizo de la mujer; el prejuicio y la discriminación fueron parte de la política oficial en la mayoría de las disciplinas deportivas hacía las mujeres que mostraban cierta calidad y sobre todo en los deportes de equipo que ganaban la taquilla y atención de los grandes públicos.
Quienes creen que deportes como el futbol soccer o el beisbol fueron practicados desde un principio por hombres están equivocados. El siguiente es un claro ejemplo.
El 5 de julio de 1898 durante el inning final de un juego de la Liga Menor del Atlántico que se había fundado en 1896, Lizzie Arlington, de 21 años, se subió a la lomita del pitcher y lanzó un inning sin anotaciones, con el que se mantuvo el triunfo para el equipo de los Carboneros de Reading, que jugaban en contra de los Cacahuates de Allentown. Estos eran equipos profesionales de una liga de hombres y Lizzie rompió el techo de cristal no sólo con su actuación, si no por el hecho de haber firmado un contrato para convertirse en pitcher de los Carboneros.
Quién descubrió a Lizzie fue uno de los hombres más importantes en la historia del beisbol en Estados Unidos. En esos días era el presidente de la mencionada Liga del Atlántico; Ed Grant Barrow, quien con el tiempo fungió como gerente de los Medias Rojas de Boston donde cambió a Babe Ruth de posición con la finalidad de que el jugador tuviera más oportunidades al bat. Fue contratado por los Yanquis de Nueva York en 1921 y los siguientes tres años el equipo neoyorquino fue campeón del beisbol. Barrow descubrió a Lizzie jugar en las ligas femeniles y consideró, como lo anunció el día del juego, que Lizzie tenía la potencia y la consistencia que le permitía enfrentar a cualquier bateador sin importar el genero del mismo y podía participar en cualquier liga profesional.
Desafortunadamente los asistentes al juego y los mismos jugadores no fueron tan entusiastas como Barrow y ese inning fue el único que Arlington lanzó en una liga masculina. Para ellos Lizzie sólo fue un espectáculo para cerrar un juego de beisbol; por un lado, estaba la interrogante de cómo sería el uniforme que portaría la joven quien vistió medias negras y un uniforme gris como el del resto de los Carboneros, pero con falda hasta la rodilla en lugar de pantalones. La prensa local no trato tan mal a Arlington, The Reading Eagle publicó: Para ser una mujer, es extraordinaria y otro diario llamado The Hartford Courant incluyo en sus páginas el siguiente texto: Se dice que juega beisbol como cualquier hombre, que sabe de beisbol como cualquier hombre y de no ser por sus bombachas sería confundida con cualquiera de sus compañeros de equipo. Carece de las características de las demás jugadoras de beisbol.    
Arlington continuó jugando en las ligas femeniles de beisbol en el centro de Estados Unidos, sobre todo de manera profesional con un equipo femenil de Boston llamado Bloomers, eventualmente estas ligas se veían limitadas en el número de jugadoras y jóvenes aspirantes a las ligas menores o veteranos en decadencia jugaban con las mujeres. El verdadero nombre de Lizzie Arlington era Elizabeth Stroud, Stride de acuerdo con algunas fuentes, y nació el 1º de enero de 1877 en la zona minera de Pensilvania, como cualquier niño, Elizabeth aprendió a jugar beisbol gracias a su padre y lo jugaba con él y sus hermanos. Cuando tenía 13 años fue descubierta por un hombre que la llevó a jugar en las ligas femeniles. Unos años después fue Barrow el que quedó sorprendido por la calidad de juego de la joven.
Otras mujeres han sido parte importante de la historia y el desarrollo del deporte en Estados Unidos, de hecho, un grupo de historiadores sostienen que fueron las lecheras inglesas, las que hicieron popular el deporte que los americanos importaron a su país a finales del siglo XVIII y hoy llaman su deporte nacional.
Lizzie murió en 1919 y durante años su historia y su hazaña fueron olvidadas hasta que el historiador del beisbol de nombre Al Kermisch, descubrió su historia y la contó.



imagen: archivedinnings.com

sábado, 28 de diciembre de 2019

Empacadores de Green Bay 100 temporadas: El salón de la Fama




En el recinto donde se celebra a los mejores del futbol americano profesional hay 25 jugadores que a lo largo de su carrera portaron principalmente el jersey de los Empacadores.

Armando Enríquez Vázquez

Con cien años de existencia y más antiguos que la misma NFL, los Empacadores de Green Bay son una de las mejores historias éxito de la liga. Son el único equipo en las ligas profesionales de Estados Unidos que pertenecen a una cooperativa, son el equipo el equipo de las principales ligas mayores deportivas en Estados Unidos que tiene su sede en una ciudad muy pequeña, son el equipo con más campeonatos en la historia de la NFL.
La impronta de los Empacadores y los grandes jugadores que han surgido de sus ofensivas y defensivas se refleja en los 25 miembros que forman parte del Salón de la Fama del Futbol Americano Profesional y que realizaron la parte principal de su carrera deportiva profesional portando un jersey con los colores de los Empacadores.
Obviamente la lista de estos miembros de los Empacadores incluye a Curly Lambeau, quien creó al equipo en 1919 y lo desarrolló durante los siguientes 30 años, consiguió 6 campeonatos de la NFL jugando y siendo el entrenador en jefe de Green Bay. Earl Curly Lambeau fue uno de los primeros miembros del Salón de la Fama del Futbol Americano y forma parte de la generación inaugural del recinto en 1963. El estadio donde tienen su casa los Cabeza de Queso, lleva el nombre de este hombre que fundó el equipo. De los primeros días de los Empacadores junto con Lambeau se encuentran en el Salón de la Fama en Canton, Ohio; John McNally a quien apodaban Johnny Blood corredor quien obtuvo el apodo de la película de Rodolfo Valentino Blood and Sand y quien es miembro del Salón de la Fama también desde 1963. Mike Michalske quien a lo largo de 8 temporadas ocupó la posición de guardia, fue homenajeado al ser reconocido como miembro del Salón de la Fama en 1964. Otro de los inducidos al Salón de la Fama fue el tacle Robert Cal Hubbard, quien cómo Lambeau y Johnny Blood fue uno de los primeros Empacadores y uno de los primeros miembros del Salón desde 1963. Estos cuatro miembros del Salón de la Fama formaron parte del equipo que ganó en 1929 el primer campeonato de los Empacadores en la NFL. Arnie Herber llegó en 1930 al equipo y fue parte del equipo en sus siguientes campeonatos en la década de los 30, Herber que jugó como quarterback del equipo es miembro también del Salón de la Fama desde 1966.
Clarke Hinkle que jugó como corredor en Green Bay durante 10 temporadas de 1932 a 1941. Él es miembro del Salón de la Fama desde 1964. De los años duros de los Empacadores sólo Tony Canadeo está en el salón de la fama. Canadeo uno de los corredores de los Empacadores más queridos y brillantes jugó con el equipo durante 11 temporadas interrumpidas por la II Guerra Mundial. Canadeo fue seleccionado para el Salón de la Fama en 1974. El profundo y ala ofensiva, Don Hutson que jugó con los Empacadores de 1935 a 1945 forma parte del del Salón de la Fama desde la primera ceremonia de inducción en 1963. Jim Ringo centro de los Empacadores durante 10 años, 1953 a 1963, miembro de la transición a la época ganadora de Lombardi y quien jugó sus últimas tres temporadas con las Águilas de Filadelfia fue electo miembro del Salón de la Fama en 1981.
Dentro de los integrantes de la época Lombardi son miembros Vince Lombardi otro de los grandes entrenadores del equipo y al que se le deben los dos primeros Superbowls de la historia de Green Bay; los dos primeros de la historia del deporte. Lombardi fue electo en 1971. Junto con el gran Lombardi están Bart Starr quarterback y más tarde de 1975 a 1983 entrenador general del equipo tratando sin éxito de emular a su entrenador. Starr forma parte del salón desde 1977. Forrest Gregg, jugador defensivo que se desempeñó como tacle y guardia, además, como Starr, Gregg regresó años después a los Empacadores como entrenador en jefe, puesto que ejerció de 1984 a 1987. Forrest Gregg fue electo al Salón de la Fama en 1977.  El gran linebacker Ray Nitschke que jugó 15 temporadas con los Empacadores de 1958 a 1972 y en 1977 fue electo como miembro del Salón de la Fama del Futbol Americano Profesional. Otro de los linebackers de esos años que ha sido electo como miembro del Salón de la Fama es Dave Robinson que jugó con los Empacadores de 1963 a 1972, su ingreso fue en 2013. El tackle defensivo Henry Jordan, que jugó de 1959 a 1969 con Green Bay, Jordan jugó antes una temporada con los Brown de Cleveland y forma parte del Salón de la Fama desde 1995. El esquinero Herb Adderley que jugó de 1961 a 1969 en la Bahía Verde y terminó su carrera con tres temporadas en Dallas, fue inducido en 1980. En 1976 se reconoció la carrera del gran corredor Jim Taylor quien a lo largo de 10 temporadas jugó en Green Bay y estrella de los campeonatos de la NFL y Superbowls logrados por el equipo bajo la batuta de Lombardi. Corriendo durante algunas temporadas al lado de Taylor estaba otro gran corredor El muchacho de Oro, Paul Hornung quien fue electo en 1986 para ocupar su lugar en el recinto de Ohio. Once temporadas con los Empacadores jugando como guardia ofensivo y pateador, Jerry Kramer otro miembro de los tiempos de Lombardi fue electo apenas en 2018. Willie Davis que jugó 10 temporadas en Green Bay y dos antes con los Brown es miembro del Salón de la Fama desde 1981 y finalmente de esos tiempos en 1989 Willie Wood, profundo durante doce temporadas de 1960 a 1971.
De los años siguientes de sequía en títulos únicamente James Lofton ha sido reconocido con un lugar en el Salón de la Fama, Lofton, ala abierta, jugó durante nueve temporadas con los Empacadores, de 1978 a 1986, y otras siete en diferentes equipos, nunca ganó un Superbowl a pesar de haber sido contemporáneo de la generación de Favre. Lofton fue electo en 2003.
De los ganadores del tercer Superbowl, son miembros del Salón de la Fama: Brett Favre que dirigió la ofensiva de los Empacadores por 16 temporadas, de 1992 a 2007, fue seleccionado en 2016. Reggie White, ala cerrada, quien jugó 6 temporadas con los Empacadores es miembro desde 2006.
Sí Curly Lambeau y Vince Lombardi fueron la cimiente de dos grandes dinastías dentro de los Empacadores, Ron Wolf fue pieza fundamental para los dos siguientes Superbowls y sentó las bases para el quinto y el equipo ganador que ha sido la franquicia de Green Bay en este siglo. En 2015 el directivo fue inducido al Salón de la Fama.
Estos son hasta 2019 lo Empacadores que figuran en el Salón de la Fama del Futbol Profesional. Hay otros 5 jugadores que formaron parte de la escuadra pero que no forjaron su fama y carrera con la franquicia, ellos son: Jan Stenerud el pateador sueco que fue la estrella de los Jefes de Kansas City, Len Ford, ala cerrada que hizo su carrera con los Brown de Cleveland, Ted Hendricks linebacker que se destacó en la segunda parte de su carrera con los Raiders de Oakland, Emlen Tunnell quien terminó su carrera con los Empacadores pero sus años de gloria como profundo fueron con los Gigantes de Nueva York y finalmente Walt Kiesling que jugó un guardia que jugó dos temporadas con los Empacadores en 1935 y 36 pero que se distinguió en el tiempo por su carrera como entrenador de los Acereros de Pittsburgh en sus peores años.
Sin duda en los próximos años veremos a más Empacadores ser electos para el Salón de la Fama del Futbol Profesional empezando por Aaron Rodgers, Clay Mathews y Jordi Nelson por lo menos.


imagen: greenbaybobfox.wordpress.com

martes, 24 de diciembre de 2019

El poder del podcast.



Este reportaje muy poderoso y extraordinariamente llevado, obliga a reflexionar no sólo en la manera que tenemos en muchos países por menospreciar y denostar a las culturas originales. 


Armando Enríquez Vázquez.

Acabó de escuchar un podcast de CBC (Canadian Broadcast Company) titulado Finding Cleo, que forma la segunda temporada del podcast llamado Mising and Murdered. Escrito y dirigido por la periodista Connie Walker. El reportaje consiste la investigación periodística por descubrir la verdad acerca de lo sucedido a una niña llamada Cleopatra “Cleo” Nicotine Semaganis, miembro de la Nación Nativa Cree, lo que nosotros llamamos pueblos indígenas, quien a principios de la década de los años setenta del siglo pasado, fue junto con sus hermanos separada de su madre y puesta en adopción por la agencia correspondiente del gobierno local de Saskatchewan. Los cinco hermanos, tres mujeres y dos hombres, finalmente fueron adoptados por diferentes familias en Canadá y Estados Unidos. Pocos años después los hermanos se enteraron que Cleo había muerto en Arkansas.
La historia inició cuando una de las hermanas de Cleo, Christine, pidió a la periodista su ayuda para descubrir la verdad acerca de lo sucedido a Cleo. Ella y sus hermanos presuponían que Cleo había asesinada tras ser violada, al escaparse de la casa de sus padres adoptivos y tratar de llegar a Saskatchewan pidiendo aventón en las carreteras norteamericanas. La reportera después de conocer la historia se interesa por ella pues Walker misma es parte de la nación Cree y creció en una reservación, además de tener su podcast acerca crímenes en contra de mujeres y niñas originarias de las llamadas Naciones Nativas sobre todo desde la perspectiva ignorada hoy del racismo canadiense existen aun en nuestros días.
La historia de la investigación está contada en diez capítulos que no sólo lleva a una serie de sorpresivas vueltas de tuercas, afortunadas coincidencias, sin las que un reportero, ni un torero, encontrarían el éxito. Ese es el caso de Connie Walker y su productora Marnie Luke, quienes, por ejemplo, al llegar al pueblo donde vivió Cleo no solo descubren que, si ese es el lugar, si no que de inmediato se topan con una persona que conoció a Cleopatra. La historia que va cambiando con el paso de los capítulos y el descubrimiento de la verdad acerca de la chica que Cleo era, de su mentalidad y el retrato que inicia con una pequeña fotografía tamaño infantil de una niña no mayor de cuatro o cinco años y termina con el descubrimiento en el departamento de policía de Marlton, en el estado de New Jersey de las cartas que Cleo adolescente escribió unos días antes de morir. Al final gracias a la investigación de Walker, los hermanos terminan por saber la verdad Cleopatra no murió asesinada, ni violada en Arkansas. La joven a los 13 años se suicidó de un balazo en la cabeza en la casa donde vivía adoptada por una familia norteamericana que, a diferencia de lo que sucedió con sus hermanos, Cleo no sufrió abuso sexual, ni explotación laboral, sino al parecer era querida. Ella sabía su origen canadiense y en dos ocasiones intentó escaparse para regresar a Canadá a buscar a sus hermanos, pero en ambas ocasiones fue regresada a casa.  
Más allá de la investigación, el podcast de Walker es una devastadora reflexión sobre la política racista con la que el gobierno canadiense intentó, y fue un fracaso rotundo, eliminar todo rastro de su cultura en los niños de las naciones originales, al crear programas de adopción basados en arrancar a niños de las diferentes naciones nativas del seno familiar. Los sentimientos de culpabilidad de algunos burócratas por el trabajo hecho son parte importante de los testimonios del podcast. Las consecuencias más tristes de estas políticas llevaron a muchos jóvenes a ser víctimas de abusos de todo tipo por parte de los padres adoptivos o de los hospicios donde eran alojados en lo que la adopción se llevaba a cabo, eso sin contar que un número considerable de estos niños al llegar a la adolescencia intentaban escapar para llegar a su casa real con los suyos y los miles de ellos que optaron por el suicidio al ser incapaces de identificarse con la cultura “blanca” y la visión occidental del mundo, a lo que hay que aumentar la discriminación y desprecio a los que la gran mayoría de estos jóvenes tuvieron que enfrentarse. El trabajo de Walker nos habla de la conspiración del estado que con un escudo burocrático de órganos y oficinas del gobierno canadiense que no permitía a los miembros de las naciones nativas averiguar donde habían sido mandados sus parientes, sus hijos, pero si les avisaba como una especie de tortura mental cuando algunos de estos jóvenes morían a los miembros de la familia, como a los hermanos en el caso de Cleo, solo se les daba un hecho duro, sin ningún detalle.
El reportaje muy poderoso y extraordinariamente llevado, obliga a reflexionar no sólo en la manera que tenemos en muchos países por menospreciar y denostar a las culturas originales. Pero también es un excelente ejemplo de lo que son las posibilidades de un podcast y no sólo un grupo de personas hablando de tonterías o no tonterías sin motivo, ni causa. Pero también es un excelente ejemplo de una investigación que se centra en aspectos que son relevantes para las comunidades y la sociedad lo que lleva a un programa del que cualquier sistema de medios públicos puede estar orgulloso. El hecho de utilizar el formato de podcast y además crear un sitio en internet del programa con fotos de algunos de los materiales de los que se habla en la serie, muestra la visión de los productores canadienses. Mientras en México las mentes primitivas de la Cuarta Transformación son incapaces de idear, medios con el mínimo atractivo para las nuevas audiencias que tienen las televisiones y los radios apagados.
La fuerza de un podcast, el trabajo de una extraordinaria periodista, su productora y el equipo detrás de la investigación y los resultados de la misma invita a explorar esos nuevos medios a los que con desprecio se refieren los voceros de los medios tradicionales. Desaparecer La Hora Nacional es algo que necesita la radio a gritos, pero la demagogia de los gobiernos se ha negado a hacer. Sería mucho mejor poder escuchar un reportaje de alguien como Lidia Cacho sobre los temas que ella maneja tan bien, y que tienen ver con los mexicanos u otro periodista que haga reportajes de gran interés sobre temas verdaderamente atractivos. En lo que los directores de los medios de la Cuarta Transformación despiertan de su sueño del pasado, algo debemos exigir para promover la creación de contenidos menos patéticos que ayuden a mejorar los medios del Estado. CBC tiene al menos al menos diez podcasts diferentes con múltiples temporadas algunos de ellos.  
publicado en roastbrief.com.mx el 19 de agosto de 2019
imagen: cbc