Tras las elecciones
del parlamento Europeo la semana pasada una cosa es clara; la gente está harta
de los políticos, su corrupción y su cinismo.
Armando Enríquez Vázquez
Europa está harta la Unión Europea, que no ha resultado ser
la panacea que se pensó hace más de 30 años. Está harta de la unidad monetaria que
tampoco ha resultado del todo un éxito. Harta de lo que se percibe como la
dictadura económica de Angela Merkel que sólo ha beneficiado a Alemania y al
Fondo Monetario Internacional. Harta de los diferentes partidos tradicionales
que en todos los países de la Unión se han preocupado por sacrificar a la
ciudadanía en aras de un supuesto bien común del que no gozan la mayoría de los
europeos. Harta de políticos corruptos que utilizando la democracia como escudo
se han enriquecido a través de la corrupción y el cinismo, sin importar el
puesto. Por eso el nuevo parlamento europeo tendrá entre sus filas una quinta
parte de representantes de partidos antieuropeistas, escépticos de la Unión Europea,
radicales de derecha e izquierda, xenófobos, separatistas.
Del 22 al 25 de mayo,
se llevaron a cabo elecciones en los diferentes países miembros de la Unión Europea,
para elegir al nuevo parlamento europeo y las sorpresas fueron lo que dominó la
elección. El crecimiento en la votación por de los partidos de extrema derecha
e izquierda, el mensaje de no aceptación de los partidos tradicionales y sobre
todo el abstencionismo, el mayor descrédito para cualquier político y su forma
de gobierno. Abstencionismo que manda un mensaje claro y fuerte de la gran
mayoría de europeos a sus gobiernos y al gobierno de la Unión Europea; Están
hartos del cinismo con el que se maneja Europa y la oportunidad para la participación ciudadana.
Los especialistas y los observadores políticos tenían muy en
claro que los principales aspectos que marcarían la elección eran los
euroescépticos que cada día son más, los regionalismos intensificados por la
incapacidad de los gobierno generales de dar soluciones a las diferentes regiones
de sus países y el abstencionismo de los europeos que a base de golpes de
corrupción y cinismo de los políticos de todo el continente ya no creen ese
imperio económico alemán que se hace llamar La Unión Europea, pero no esperaban
una sorpresa como la que se dio en términos políticos durante las elecciones.
Pareciera curioso que después de que hace algunas décadas se
avizoraba una Europa fuerte y unida, hoy sobre la mesa vuelvan a estar
cuestiones como el separatismo catalán, el vasco o el escocés. La verdad es que
resulta patética la oportunidad desaprovechada.
En el Reino Unido el triunfo de UKIP (United Kingdom
Independence Party), Podemos en España, El Frente Nacional en Francia, también
los radicales daneses y griegos opuestos y escépticos a una Unión Europea que
no ha podido lograr la meta de un crecimiento de los países del viejo
continente superior al de los Estados Unidos y que ha fallado en la creación de
un mercado interno hizo la diferencia en las elecciones a pesar de la torpeza y
ceguera con que las autoridades de la Unión ha manejado los resultados. A eso
hay que sumar, el servilismo con el que el gobierno central europeo ha acatado
las condiciones del FMI en detrimento de la mayoría de los pueblos europeos y a
favor de Alemania. La Directora Gerente del FMI, Christine Lagarde, ante la
derrota del bipartidismo de la Unión Europea puede anticipar un mal momento
para el organismo financiero que preside, acusó y atacó la semana pasada ya no
a los gobiernos, si no a los industriales y empresarios del mundo. Que no se le
olvide a la Directora Gerente, que los empresarios no son gobiernos y la salud
del FMI no es importante para ellos frente a la salud de sus empresas, que
recuerde que el gobierno de un pequeño país como es Islandia, desconoció la
autoridad y recomendaciones del FMI en 2008 y hoy es una de las economías más
sanas del continente. ¿Qué podría suceder sí los políticos de las economías más
importantes del mundo comienzan a restar importancia a la usura del FMI para
salvar sus carreras y sus partidos políticos?
La derrota de los sistemas francés, inglés y español fueron
estrepitosas. Simplemente en España el bipartidismo del PP y el PSOE cayó de
manera escandalosa. Por primera vez en la historia de España postfranquista la
suma de los escaños ganados por ambos partidos es menor a la mitad de los
escaños del parlamento, pero aun más sorprendente fue el surgimiento de Podemos
como cuarta fuerza política de España, un partido que tiene 8 meses de haber
sido constituido y tiene como origen el movimiento de indignados de marzo 2011.
Queda muy claro que los españoles están hartos de los partidos tradicionales y
sin embargo, Rajoy parece sordo al asunto.
La ultraderecha francesa, esa que se la familia Le Penn ha
dirigido desde hace varias décadas, ha derrotado de manera estrepitosa a ese
socialista, con sueños de Rey Leopoldo que es Hollande. Los franceses le han
hecho saber que prepare las maletas para salir de la residencia oficial y lo
mismo ha sucedido en Inglaterra donde el UKIP ha dejado en claro que los
ingleses están hartos de los Tories y sus políticas.
Muchos especialistas, pero ante todo los miembros de los
partidos en el poder o afectados por los resultados de las elecciones han
tratado de minimizar la frialdad de los números, pero el año que entra cuando
en algunos de estos países se lleven a cabo procesos electorales, los
resultados tal vez les pongan los pies sobre la tierra.
Y habría que pensar que pasa en nuestro país, donde la
reforma política, como en su momento resultó con la financiera, han hecho mucho
ruido y cosechado pocas nueces. Porque hoy en México la capital sigue sin ser
reconocida como una entidad autónoma e independiente, porque es más difícil ser
candidato ciudadano que Papa en Roma. Tendríamos que aprender algo de los
europeos que sin rasgarse las vestiduras le han dado la espalda a los partidos
que se han olvidado de sus votantes y a los gobiernos que han antepuesto el
interés de sus dirigentes y el de sus aliados, al de los gobernados. Aquí el
Congreso de la Unión que sólo obedece a los intereses propios de senadores y
diputados que siguen autoprotegidos como mexicanos especiales por un fuero
indecente, preservó el feudo de tres partidos políticos en los que cada día
menos gente cree y la pregunta es como siempre ¿Hasta cuándo?
publicado en blureport.com.mx el2 de junio de 2014
imagen: anarkismo.net
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