La nueva ley de tránsito de la ciudad antepone al peatón por encima de todos los que andan en vía pública. Sin embargo, no existe ni una educación para los conductores de los diferentes vehículos que se mueven en la ciudad, como tampoco la hay para los peatones.
Armando Enríquez Vázquez.
Una de las quejas más comunes entre los habitantes de la
Ciudad de México se refiere sin duda a la
inmovilidad en la ciudad. Ese caótico flujo de transportes privados,
públicos y concesionados que son la pesadilla diaria del automovilista, del
peatón y del usuario del transporte público.
La nueva ley de tránsito de la ciudad que entrará en vigor
en los próximos días en teoría antepone al peatón por encima de todos los que
andan en vía pública. Sin embargo, no existe ni una educación para los
conductores de los diferentes vehículos que se mueven en la ciudad, como
tampoco la hay para los peatones. Los ciclistas y motociclistas andan por
encima de las banquetas ante la mirada pasiva de policías, mientras que los
peatones caminan por el arroyo vehicular.
Miguel Ángel Mancera y sus funcionarios que están
onanistamente pensando en 2018 y los miembros de la Asamblea del Distrito
Federal que no hacen sino partidizar sus decisiones la mayoría de las veces en
detrimento de la ciudadanía, sin haber resuelto la gran mayoría de los problemas
de la Ciudad y mucho menos de los de tráfico. A lo largo de los años de
gobierno primero del PRI y durante los últimos 18 años del PRD en la capital
del país, la corrupción en las áreas, departamento y más tarde secretarías
dedicadas a regular el transporte público concesionado ha sido siempre el pan
nuestro de cada día. Armando Quintero el corrupto perredista sospechoso de autorizar
placas de flotillas de taxis para su familia es uno de los más vergonzantes
ejemplos de cómo, al menos, esa área de gobierno es un excelente negocio para
quien la dirige.
Pero más allá de quejarnos, los ciudadanos debemos exigir a
las autoridades soluciones a la problemática que nos afecta a todos a lo largo
y ancho del área metropolitana. Por ejemplo, Los camiones de recolección de
basura que vemos estacionados, bloqueando carriles de arterias principales de
la Ciudad en horas pico deberían llevar a cabo su trabajo durante las
madrugadas como sucede en la gran mayoría de las grandes ciudades del mundo y
en ciudades de nuestros estados como Querétaro, esto ayudaría un poco a la
movilidad del tráfico pero a ninguno de los tres involucrados en la movilidad
de la ciudad parece interesarles que exista una convivencia más amable para los
capitalinos.
Cuando durante la década final del siglo pasado, Marcelo
Ebrard fue secretario de gobierno del regente de la Ciudad Manuel Camacho
Solís, intentó obligar a los supermercados, tiendas departamentales y sus
proveedores a llevar a cabo la descarga y entrega de mercancías durante la
madrugada, tanto proveedores como las tiendas se quejaron. Esta idea nunca más
se ha vuelto a plantear cuando es claro que ayudaría en muy buena medida a
reducir la carga vehicular y muchos de los cuellos de botella que se dan a lo
largo del día en diferentes calles de la Ciudad. En otra época a partir de
pequeños transportes eléctricos algunas empresas como Bimbo comenzaron a surtir
sus productos a los pequeños comercios, evitando de esta manera mover enormes
camiones repartidores que contaminan y causan cuellos de botella en las calles
y zonas mas conflictivas de la ciudad.
La promoción para utilizar de forma compartida los
automóviles, una idea de la que se ha hablado en más de una ocasión, tampoco ha
sido implementada, ni considerada por los funcionarios de la ciudad y mucho
menos por los asambleístas de la capital.
Una de las ideas más manoseadas acerca de la movilidad en la
Ciudad ha sido siempre la de utilizar de manera alternativa el servicio de transporte
público y concesionado de nuestra ciudad, y la mejor pregunta que tiene como
argumento en su defensa cualquier persona acostumbrada a manejar es ¿Por qué si
el malo, está mal regulado y peor organizado? y tiene toda la razón.
Los Taxis que sufren de una regulación por momentos
excesiva, están siempre sucios, los conductores en ocasiones desconocen la
ciudad y muchas otras tienen una pésima actitud de servicio, no podemos culpar
a todos aquellos que prefieren Uber o Cabify. Pero podemos exigir al gobierno
que profesionalice a los taxistas, una prueba como la legendaria The Knowledge (conocimiento) que se
lleva a cabo en Londres, no sólo asegura que los taxistas estén decididos a
serlo, sino otorga control a las autoridades sobre lo que pasa en las calles de
la ciudad, claro que resta bases clientelares a partidos que lejos de saber
hacer propuestas políticas se dedican a comprar votos de maneras mucho más
grotescas que dar un billete el día de la votación.
Los conductores de camiones, camiones y microbuses carecen
de las exigencias que se hace a los taxistas y el usuario no conoce ni el
nombre del chofer para en caso de tener que hacer reclamos, cosa que todos los
taxis están obligados a portar una tarjeta con el nombre y fotografía del
conductor para ir más seguros. Esto
es algo que le esta negado al usuario de los otros transportes capitalinos.
Muchas veces los conductores no pasan de ser unos adolescentes que compiten
entren ellos por ganar pasaje sin importarles la integridad de las personas que
van al interior de la unidad.
Lo que nos lleva a un asunto que es muy importante en cuanto
a la comodidad y servicio al que se ven expuestos los usuarios del transporte
público y es el estado de las unidades, empezando porque no existen una norma o
requerimiento básicos para el diseño interior de una unidad de transporte
público concesionado. La ergonomía es algo que los funcionarios de la SEMOVI
jamás han oído. Y los asientos están dispuestos y diseñados de maneras
caprichosas con la mayor diversidad de materiales que uno pueda imaginar. Las
unidades en general se encuentran en un estado deplorable y aunque el Jefe de
Gobierno, sus funcionarios y asambleístas lo ignoren esa es otra cara de la
mala imagen que la Ciudad ofrece tanto al turismo nacional, como internacional.
Muchos estos vehículos son regaderas con ruedas durante la temporada de lluvias
y hornos ambulantes durante las temporadas de calor. Sin embargo, ni los
ciudadanos se quejan ni las autoridades se atreven a fajarse bien los
pantalones y entrarle al asunto probablemente por los grandes intereses y
corrupción que hay en esas áreas.
Otro problema con el transporte concesionado y en este caso
que afecta a todos los ciudadanos, es el hecho de que a pesar de existir
paradas antes de cruzar las esquinas los conductores hacen la parada donde se
las pide el usuario provocando un mayor tráfico en la ciudad.
En cuanto al transporte público de la ciudad de México STP,
Metro y Metrobús, no cabe duda que a pesar de representar las mejores opciones
de transporte y en algunos casos la únicas, existen dos problemas básicos
comunes a los tres sistemas; logística en la operación y los sindicatos detrás
de ellos, en especial el corrupto sindicato de Sistema de Transporte Colectivo
Metro.
En muchos casos los usuarios tenemos la culpa al permitir
que se nos trate como se les da la gana y no exigir a las autoridades una
regulación más eficiente de los transportes que en teoría controla y
administra. Un metro sucio y caótico, lleno de trabajadores ineficientes y
groseros es lo que tenemos hoy en día. Un servicio mal planeado de Metrobús en
el que de pronto pasan quince unidades en un sentido en menos de diez minutos,
mientras que los usuarios que van en dirección contraria se van apelmazando en
el andén por veinte minutos en espera de la llegada de la unidad que los debe
transportar y la cual no pueden abordar porque se encuentra ya atiborrada de
personas.
Necesitamos educar y educarnos como automovilistas,
peatones, ciclistas, usuarios de motocicletas y a los operadores del transporte
público y concesionado, o sea a todos. La labor no es tan fácil como creer que
es legislando como se crea consciencia en la población, pero es hora de
llevarla a cabo.
Hoy
que todos esos politiquillos de cuarta que roban a la Ciudad desde una oficina
o desde la Asamblea Legislativa están empezando a pensar en donde se van a
colocar en 2018, hay que dejarles muy en claro que queremos una ciudad que se
habitable y que es hora de que empiecen a pensar en la ciudadanía porque si no
nosotros no vamos a considerarlos siquiera entre nuestras opciones de voto,
empezando por el Jefe de Gobierno y sus sueños guajiros de ser presidente.publicado en blureport.com.mx el 1 de diciembre de 2015
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