Se han desarrollado diferentes drogas, cada día más utilizadas por estudiantes, académicos y profesionistas que tienden, en teoría, a incrementar las actividades cerebrales lo que deviene, al menos esos creen, en una mayor capacidad cognitiva.
Armando Enríquez Vázquez
El cerebro humano es sin lugar a dudas el más fascinante de
los órganos de nuestro cuerpo. Gracias a las conexiones que se efectúan en él son
posibles todos los procesos que nos determinan como especie y como individuos.
Y si para algunos el secreto de nuestra humanidad radica en el alma, esta también,
es una concepción más de nuestro cerebro. A la altura de los misterios de
nuestra alma etérea, se encuentra los misterios de la creatividad y de su
génesis en nuestro cerebro.
Los neurocientíficos, al igual que sucede con los astrónomos
al explicar el origen del universo son incapaces de llegar al punto donde
puedan decirnos, así era todo esto antes de suceder el Big Bang, no pueden
mostrarnos el momento preciso en que surge una idea , o crear una fórmula que
explique como sucede un invento, o solucionamos un problema. Conocen los
elementos en juego, las sustancias y desempeño de las diferentes zonas del
cerebro, pero hasta ahí. Por lo que
están obstinados en descubrir métodos que hagan que nuestro cerebro trabaje
mejor, más rápido y hasta de manera más creativa. Para ellos el cerebro es una
especie de motor que necesita más aceite y lubricantes para ser más productivo.
En ese sentido han desarrollado diferentes drogas conocidas
y cada día más utilizadas por estudiantes, académicos y profesionistas que
tienden, en teoría, a incrementar las actividades cerebrales lo que deviene, al
menos esos creen, en una mayor capacidad cognitiva. Ritalin, Adderall, Modafinil, Donepezil, son los nombres de algunas
de estas drogas idóneas para mejorar las capacidades del cerebro, se dice que
estas drogas estimulan el aprendizaje y ayudan a la resolución más rápida y efectiva de problemas por actuar
de manera directa en esas zonas de cerebro creando más y mejores sinapsis
neuronales, pero como dice sabiamente un científico, el hecho de consumirlas y
obtener resultados no quiere decir que el usuario se convierta de pronto en un
nuevo Einstein. . Para otros científicos estos fármacos son sólo unos placebos
que actúan en la mente del que los toma, pero no de la forma en que ellos
creen, sino generando la confianza en sus habilidades. Existen otros factores
más allá de las drogas que forman parte de los procesos creativos y de innovación.
Factores biográficos y personales que ninguna pastilla es capaz de otorgar
En Israel, la doctora Rivka Inzelberg del Centro Médico
Sheeba ha descubierto que los pacientes de Parkinson tratados con precursores
de la dopamina, sustancia que se produce de manera natural en nuestro cerebro
principalmente y que es la responsable de muchas de las funciones motoras y de
la respuesta de nuestras emociones, en especial una llamada L-Dopa presentan
una tendencia a escribir o dibujar y pintar mucho más que aquellos sin la
droga.
Esto parecería ser la solución a muchos de los problemas que
tenemos en las áreas de creatividad y expresión. Una píldora de L-Dopa justo
antes de sentarnos frente a la computadora, antes de operar el Photoshop o de
tomar los lápices para dibujar. Una especie de viagra para convocar a las
musas.
Pero antes de empezar a pensar en cambiar del alcohol, o tu
droga favorita a la L-Dopa, debes tener en cuenta que el estudio actual de la
doctora Inzelberg, parece demostrar que la L-dopa actúa como desinhibidor de
los impulsos de control lo que convierte a estos enfermos creativos en
obsesivos creadores a los que en algunos casos extremos se les ha tenido que
suspender la dosis del medicamento pues su actitud compulsiva los lleva a
pararse frente a un lienzo en un caballete por horas, días y noches pintando
con todo lo que encuentran o sin separarse de la pluma o el lápiz. No quieres
pasar 48 horas dibujando storyboards de laxantes o escribiendo copys acerca de
los beneficios de las nuevas fórmulas de alimentos caninos en la firmeza de las
heces del animal.
Lo que queda claro a la doctora Inzelberg es que la toma de
estos dopaminérgicos demuestra cambios tácitos en los procesos creativos de los
pacientes, al ser interrogados por la doctora, aquellos pacientes que
consumieron mayores dosis de L-Dopa fueron los que contestaron de manera más
ingeniosa. A pesar de los hechos, en una entrevista que le hizo James Hamblin
de The Atlantic en 2014, Inzelberg recomendó a las personas sin Parkinson, a
pesar de no existir ningún estudio de efectos secundarios, a no tomar la droga
en busca de aumentar su creatividad.
Allen Ginsberg en su famoso poema El Aullido escribió: He visto
a las mentes más lúcidas de mi generación arrastrarse por las calles en busca
de un poco de droga. En un futuro
podríamos ver a mentes mas bien grisesonas arrastrarse por los pasillos de las
editoriales, de las galerías y de las agencias de publicidad en busca de una
dosis de L-Dopa.
El mismo Charles Baudelaire advertía a los escritores en su
ensayo Los paraísos artificiales a
caer en la seducción de escribir las alucinaciones de sus sustancias favoritas
para usarlas como materia de su creatividad. Como en el caso de las otras
drogas de la inteligencia, el uso y abuso de L-Dopa no te convertirá en Octavio
Paz o Gabriel García Marquez, existen otras cosas con las que alimentar al
cerebro para llegar a su nivel, no todo puede ser L-Dopa.
publicado en roastbrief.com.mx el 31 de agosto de 2015
imagen: DeathtoStock
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