¿Están todas las
cartas del lado de Donald Trump y sus perros de la guerra comercial o México
esconde un as bajo la manga que tal vez, el cobarde Peña Nieto no se atreva a
jugar?
Armando Enríquez
Vázquez
En los próximos días comenzaran las reuniones entre los
funcionarios de la administración del presidente anaranjado con el aprendiz de
canciller Luis Videgaray y sus muchachos para dejar clara la agenda para la
reunión de Trump con Peña Nieto.
Y una vez más el presidente y sus asesores han decidido que
la mejor manera de atacar a un presidente agresivo a México, es hacer una reunión
llena de palabras vacuas y de políticos fatuos. Una vez más la estupidez e
insensibilidad de personajes como Juan Pablo Castañón del Consejo Coordinador
Empresarial o peor aún como el balbuceante Carlos Aceves dizque representante
de los trabajadores de México. Una reunión sin miembros de la oposición y mucho
menos de las organizaciones de la sociedad civil.
El tema principal a tratar será el Tratado de Libre Comercio
de América del Norte y su renegociación. Más allá de la negación patológica y patética
de Peña Nieto a tener un plan B y entrar en pláticas con otros aliados comerciales
de México, serán su el servilismo y su incapacidad de plantarle cara a la
realidad y al presidente norteamericano, lo qué si debe quedarnos claro a los
mexicanos. Pero nos debe quedar claro que una vez más existen acciones que como
mexicanos debemos exigirle al entreguista Enrique Peña Nieto y a su aprendiz de
canciller.
Por un lado, sí Donald Trump ha decido acabar con la
manufactura de empresas norteamericanas en nuestro país, está bien. Porque eso
nos permitirá más allá de lo que Videgaray, Ildefonso Guajardo, Secretario de
Economía y Peña Nieto estén dispuestos a ceder o acatar, boicotear marcas y
productos norteamericanos, sin afectar a paisanos que trabajan en esas empresas.
Por ejemplo, bicotear a McDonald’s es un poco tonto porque
en realidad estamos atentando contra puestos de trabajo que sostienen a
familias mexicanas. No así en el caso Carrier que ni siquiera estableció su
fábrica en nuestro país y a la que podemos boicotear sin ningún problema.
La manufactura como sea que crea Donald Trump que se lleva a
cabo, jamás dará los empleos necesarios a Estados Unidos y sólo encarecerá sus
productos al interior de su mercado haciendo de Estados Unidos un país muy
débil de nuevo. La mayoría de los trabajos en Estados Unidos, en México y en el
mundo se pierden por la tecnología, no porque el trabajo se mueva de una ciudad
o de un país a otro.
Pero lo más importante es la oportunidad que se presenta a
México; llegó el momento de promover el trabajo de los agricultores mexicanos y
dejar de importar frutas y verduras de Washington, La Florida, Idaho, lácteos
de Wisconsin y otros estados del centro de Estados Unidos. Es el momento de incentivar
a la industria mexicana, dar a los empresarios nacionales facilidades fiscales
y burocráticas para que la industria mexicana se desarrolle, promueva el empleo
y de esta forma la economía se mantenga sana. Pero a veces olvido que el
principal enemigo de los mexicanos, se sienta en la silla presidencial, bajando
siempre la vista frente a los extranjeros que lo obligan a hacer negocios a
modo y le dan su pequeña recompensa.
Si el gobierno mexicano se atreva a asignar altos aranceles
a la importación de productos del campo provenientes de Estados Unidos, como
incluso sugiere Ildefonso Guajardo, podemos poner en jaque la economía de un
amplio territorio de Estados Unidos y poner en evidencia que el tratado de
libre comercio nadie se está aprovechando de nadie, sino que todos nos
aprovechamos de todos.
En su evento Enrique Peña Nieto ha demostrado que no
entiende o no quiere entender lo que sucede en el mundo, que sigue pensando que
todo lo que dice, sin importar lo que diga y el valor de lo que diga, solo
tiene valor si es aplaudido. Mucho más político el discurso del aprendiz de
canciller. Pero Peña Nieto, no tiene conciencia de lo que sucede en el mundo,
sus objetivos parecieran como si Trump fuera el principal promotor de una
negociación abierta para todos, cuando lo que se ha dicho es que el cambio del
TLC será favorable a Estados Unidos.
Trump es una amenaza contra Estados Unidos principalmente y lo
ha dicho todo el mundo. También lo es para México por la pusilánime actitud de Peña
Nieto y del aprendiz de canciller que seguramente están buscando únicamente cómo
hacer negocios personales con el
anaranjadito. Mientras los gobiernos europeos, le han advertido a Trump que
no le permitirán entrometerse en sus políticas y decisiones nacionales.
Mientras el primer ministro chino ha puesto en alerta al mundo acerca del
peligro de acabar con la política de libre comercio y mientras en el foro de
Davos se ha dicho que el principal afectado por el proteccionismo de Trump será
Estados Unidos, Enrique Peña Nieto y Luis Videgaray se han apresurado a lamer
las botas y ponerse al servicio del hombre que sólo se ha expresado mal de los
mexicanos. Se han apresurado a poner en riesgo la estabilidad de un país que no
los eligió en su mayoría.
Pero tras las palabras de Peña Nieto no cabe duda que su
sordera y arrogancia siguen siendo el mayor peligro para México.
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