La población adulta en México es la de mayor crecimiento, de acuerdo con el INEGI más del 7% de la población es mayor a los 60 años.
Armando Enríquez Vázquez
Hace ya unos años cuando trabajaba en un canal de televisión
al final de mi labor, regresaba a casa en taxi de un sitio cercano al canal.
Por lo general me tocaban taxistas de la tercera edad y en especial recuerdo a
uno afable y platicador al que todos apodaban El Espartano y así se presentaba él mismo. Un día, El Espartano desapareció porque en la
madrugada había sido atropellado por un conductor ebrio, ahí mismo en el sitio.
Unos tres meses después El Espartano, estaba
de regreso en el sitio. Afable y platicador como siempre y obligado a trabajar
a su edad. Sin seguridad social y menos con una pensión digna que le permitiera
disfrutar su vida tras largos años de trabajar como chofer de camiones
transportistas en las carreteras del país. En México la población de adultos
mayores es una de las más olvidadas y en las que el populismo surgido del PRD y
adoptado por el PRI y Partido Verde se resume en una despreciable limosna
mensual en una tarjeta, lo que permite a los políticos olvidarse de generar
verdaderas políticas de asistencia social y salud pública para ese sector de la
población del país. La propaganda que dice que un gran porcentaje de la
población mayor de edad nunca ahorro para su retiro, ignora toda la verdad
acerca del asunto, no se trata únicamente el desinterés del mexicano promedio
por ahorrar por su bienestar. Sí en México no existe un hábito de ahorro se
debe a dos cuestiones básicas, los pésimos salarios que no han crecido a la par
de la inflación en más de cuarenta años y a cincuenta años de incertidumbre
financiera promovida por la voraz corrupción priísta que hasta la fecha nos
lleva de una devaluación a otra en los sexenios priístas. Incluso hay que
recordar que aquellos apologistas del ahorro en los medios de comunicación son
los mismos que hace veinte años proclamaban al ahorro como un tipo de inversión
inútil pues las tasas del ahorro jamás superarían a las de la inflación.
Parece que para los gobernantes el ser viejo es como dice el
dicho sinónimo de ser pendejo.
Como parte del ataque a la senectud, escuchamos hasta el
cansancio a los diferentes partidos y en especial al partido en el poder, sobre
la cantidad de oportunidades y apoyo a jóvenes, a jóvenes empresarios, incluso
en uno de los textos propagandísticos más estúpidos que se han escrito en el
sexenio de Enrique Peña Nieto, y sí que es decir, el gobierno se proclama como
el único en la historia de la Nación en reconocer la creatividad de los jóvenes
mexicanos y por extensión soltar dinero a diestra y siniestra a los jóvenes
emprendedores. Ese discurso de las oportunidades a los jóvenes, del apoyo a ese
sector de la población es tan viejo cómo el PRI mismo y a pesar del discurso ni
los jóvenes, ni ningún otro sector de la población ve certidumbre en las
políticas y estrategias gubernamentales que permitan el fortalecimiento del
País y su economía y por extensión de su futuro.
Es cierto que los jóvenes enfrentan un gris panorama, en un
gris país, pero no son los únicos y lo más preocupante es que los jóvenes no
son de ninguna manera el sector de la población de mayor crecimiento.
La población adulta en México es la de mayor crecimiento, de
acuerdo con el INEGI más del 7% de la población es mayor a los 60 años, y en
tan sólo cinco años, desde el censo de 2010, ese sector de la población creció
en más de un punto porcentual. Se prevé que para 2050 la población mayor de
sesenta años representará más de la cuarta parte de los mexicanos y sin embargo,
los gobiernos, tanto federal, como estatales parecen ajenos a este problema.
Para la segunda mitad del siglo XXI los mexicanos no sólo seremos más viejos,
sino que seremos más longevos. Lo que plantea una serie de problemas y
decisiones que se deben atacar y tomar desde ya.
Actualmente, desplazado tanto en medios de comunicación, como
en la política del PRI en el gobierno por la CNTE, el escándalo de la Salud
Pública nacional ha sido minimizado. El desabasto y la explotación de médicos,
enfermeras y todos los trabajadores tanto del IMSS como del ISSSTE, que ha provocado
manifestaciones multitudinarias a lo largo y ancho del país ha sido relegado,
por esa política del gobierno de Enrique Peña Nieto empeñada en acabar con las
instituciones que su mismo partido creó como parte de una vanguardia social del
siglo pasado, para pasarlas a manos de la iniciativa privada, ha pasado a un
plano muy menor.
Hoy el gobierno debe no sólo pensar en los beneficios
económicos al erario que será en los próximos años tener una población de
adultos mayores sanos, productivos con buenas condiciones de trabajo. En México
se necesita una nueva ley de trabajo que extienda los años de trabajo de los
mexicanos, así como un fuerte impulso a la promoción de una vida sana.
No sólo se trata del ahorro económico, sino de la enseñanza
de hábitos de vida que permitan a los mexicanos llegar más sanos a la tercera y
subsecuentes edades. La importancia de un sistema de salud pública fuerte,
eficiente y capaz de atender al grueso de la población asegurada debería
convertirse en una de las prioridades del gobierno, como la educación.,
desgraciadamente una vez más el voraz partido en el poder únicamente se
preocupa por enriquecer a sus amigos y fieles colaboradores. Es increíble como
en estados como Tabasco o Coahuila en sus sexenios anteriores el dinero destinado
para la salud de tabasqueños o la educación de los coahuilense se quedó en los
bolsillos de los ex gobernadores, de la misma manera que el dinero de la
Universidad Veracruzana quedará en los bolsillos de Javier Duarte.
Buscar generar adultos mayores felices, sanos y productivos
es todo parte de un mismo circulo virtuoso que se escapa a la mente corrupta de
los políticos mexicanos. El saber combinar la energía de la juventud con el
conocimiento de los mayores puede ser en materia de política social resultar una
de las más acertadas fórmulas para enfrentar un futuro con más viejos. No sólo
es bueno fomentar el ahorro desde el vacuo discurso de las autoridades del
país, hay que generar las condiciones entre el salario y los precios que
permita a los mexicanos comprometer una parte sustantiva de su sueldo sin tener
que afectar niveles mínimos de calidad de vida.
Pero el discurso demagógico, sin sentido y vacío continúa
alimentando el mito de que en México el principal problema se encuentra en la
juventud
publicado en blureport.com.mx el 5 de julio de 2016
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