El PRI quedó en manos del Presidente y el grupo de mexiquenses corruptos que desde el liderazgo de César Camacho en la cámara de diputados no corrigió las leyes complementarias anticorrupción.
Armando Enríquez Vázquez
A lo largo de un sexenio que ha navegado de una crisis a
otra, donde desde el día que Enrique Peña Nieto juró servir a la nación, su
credibilidad ha ido a la baja, en cuatro años donde la política ha sido
sacrificada a fuerza de censura, imposición y mentiras, el PRI ha demostrado
que lo único que a ellos les importa es volver a esquemas del pasado en los
cuales el partido oficial de México no tenía que envidiar nada de los gobiernos
comunistas; controlando los medios de comunicación, utilizando la más burda
propaganda para tratar de apoyar un régimen fallido, operando políticamente en
favor de los personajes más corruptos y despreciados de su jerarquía e
implementado reformas que han fracasado mucho antes de iniciar por el carácter unilateral
y maniqueo que el mismo presidente y sus secretarios y funcionarios se han
empeñado en imponer. Todo apoyados en la represión y el uso de la fuerza.
La salida de Manlio Fabio Beltrones de la presidencia del
Partido, lo único que hace es aclarar la idea del regreso del más arcaico de
los presidencialismos mexicanos. Las duras palabras de Beltrones en contra de
algunas de las actitudes del gobierno de Peña Nieto, en especial de la
propaganda de un bienestar que se ve en las pantallas de televisión y se
escucha en las bocinas de los radios, pero no se aprecia en la vida de los
mexicanos muestran como al interior del PRI las cosas están más que divididas.
Aunado a la renuncia de Beltrones está el reclamo de la
gobernadora priísta de Sonora Claudia Pavlovich a la Procuradora General de la
República por su ineficiencia en lo referente a las investigaciones en el caso
de corrupción del gobernador panista Guillermo Padrés, muestra de lealtad de la
gobernadora al político sonorense y ejemplo de cómo un sector al interior del
PRI se opone al burdo modo de operar de Peña Nieto y todos sus funcionarios.
No es que Manlio Fabio Beltrones sea un adalid de la
transparencia y la democracia, pero nos demuestra que, como en el caso de los
tinacos, entre los políticos también existen diferentes capacidades. Manlio
Fabio Beltrones tuvo que luchar en las elecciones pasadas no sólo con la
oposición, sino principalmente con las estructuras corruptas al interior de los
comités del partido en los estados, a la reticencia del Presidente a evidenciar
a los gobernadores más corruptos de su partido como Javier y César Duarte.
El PRI queda a partir de esta semana en manos del Presidente
y el grupo de mexiquenses corruptos que desde el liderazgo de César Camacho en
la cámara de diputados no corrigió las leyes complementarias anticorrupción, en
específico el artículo 32. Una muestra clara de la forma tradicional de operar
de los priístas en contra de la sociedad civil. Pero los tiempos son otros lo
que ha obligado al Presidente a cancelar su acto triunfalista de promulgar la
ley y sentarse con los empresarios a negociar algo que sus serviles seguidores
fueron incapaces de prever. Debilitando aún más a un presidente que es más
impopular que los legisladores lo cual sienta en sí un precedente en la
política nacional. Un presidente servil a intereses de empresas privadas como
OHL que puede incrementar las cuotas de los segundos piso muy por encima de los
índices de inflación o del incremento al salario mínimo.
Carolina Monroy del Mazo, impuesta, desde la elección de
Beltrones por Peña Nieto, ha quedado en control del Partido y es un títere de
Peña Nieto y su grupo. Lo que habrá de quedar claro en los próximos días cuando
convoque a un congreso nacional de ese partido y muy probablemente otro mexiquense
quede al frente del PRI.
Hoy el PRI no tiene su sede en Insurgentes Norte, hoy el
partido radica en Los Pinos con miras a Toluca, lo que debe prender los focos
rojos en la población del país; la corrupción, violencia de género, inseguridad
y hasta la contaminación que sufre el Valle de México y en especial la CDMX
(marca Registrada) nacen directamente en los diferentes municipios del Estado
de México, mal gobernados por Eruviel Ávila, otro que imitando al Presidente se
ha dedicado a contarse y contarle a sus gobernados la misma mentira una y mil
veces esperando que por arte de magia se convierta en una verdad.
Cuatro años de mal gobierno de Enrique Peña Nieto han
bastado para que la incipiente democracia mexicana sea despedazada, un INE
lleno de Infiltrados y sin autonomía, una economía con mayor inflación y una
devaluación disfrazada con eufemismos clásicos del PRI, una inseguridad que no
mengua, con más desaparecidos y muertos que en el sexenio de Felipe Calderón,
la violencia del Estado no disminuye y la guerra contra el narco ahora se ha
convertido en acciones directas contra la ciudadanía, el ejemplo más reciente
Nochistlan, Oaxaca. Los cuerpos armados del estado han asesinado civiles y no
narcotraficantes; esa ha sido la política del gobierno Peña Nieto, mostrando
además una incapacidad en su uso del aparato de inteligencia del Estado. Un
aparato de justicia que Peña Nieto cedió a Televisa y que se ha demostrado
menos que ineficiente. Como cereza del pastel, la más escandalosa corrupción en
lo que va del siglo, que tristemente en 16 años no ha sido poca.
En fin, este mes no ha sido el mes del PRI y mucho menos del
gobierno de Enrique Peña Nieto que han perdido bastiones priístas como
Veracruz, Quintana Roo o Tamaulipas. Un mes cuando los maestros y otros grupos
sociales han retomado fuerza para demostrar su oposición a las medidas
administrativas del Presidente, mal llamada reforma educativa, porque en
materia de educación la dichosa reforma no dice absolutamente nada, ni propone
nada, cuando curiosamente a nivel del mundo occidental la educación y los
nuevos métodos de enfrentarla gracias a la tecnología son primordiales.
En un país donde la corrupción es practicada por todos los
miembros de la partidocracia, pero con una mayor impunidad por lo miembros del
PRI, un país sin justicia, porque la PGR ha pasado de una dudosa Verdad histórica a la incapacidad
histriónica de Areli Gómez y la empresa para la que trabaja. Hoy el llamado
partido oficial también cae en manos de un presidente impopular y poco apoyado
por los mexicanos, lo que claramente puede marcar un nuevo derrumbe del instituto
político similar al posterior a las elecciones del 2000, o del 2006 y de ser
así, muy posiblemente veremos en unos años a Manlio Fabio Beltrones entrar una
vez más a rescatarlo.
publicado en blureport.com.mx el 23 de junio de 2016
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