La democracia esta sobrevaluada, el gobierno de partidos e instituciones parece haber sido rebasado por los intereses de corporaciones y lo que menos importa son los ciudadanos.
Armando Enríquez Vázquez
Si algo queda claro a lo largo de este siglo es lo
ineficiente que resulta ya la democracia. En menos de veinte años países con
grandes economías como Estados Unidos, Rusia y principalmente China han
demostrado que la democracia, al menos la idea que nos ha vendido desde la
revolución francesa y la independencia de Estados Unidos ha sido rebasada. Ni
el voto directo, ni el parlamentario juegan un papel importante en la
conformación de los gobiernos, como acaba de quedar demostrado en España con la
caída de Mariano Rajoy.
En México a lo largo de dieciocho años hemos tenido tres
presidentes que han sido electos con menos del 50% mas uno de los votos
emitidos, eso sin considerar la abstención que en las tres elecciones
presidenciales de este siglo ha sido mayor al 35% de los electores registrados,
lo que convierte el porcentaje atribuido a cada uno de los ganadores en un
número menor.
Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto han
gobernado México gracias a los votos de la primera minoría y no de la mayoría
como supuestamente propone la democracia. Algo muy similar podría pasar en las
elecciones de este año, a pesar de que por primera vez en lo que va del siglo
algunas encuestas coloquen a López Obrador con una intención de voto mayor al
50%.
En Estados Unidos el caso es peor porque la mayoría de los
votantes eligió a Hillary Clinton, pero gracias al intrincado y opaco sistema
norteamericano con su colegio electoral el triunfo fue para Donald Trump.
Lo que esta sucediendo en Italia y lo sucedido en España con
la destitución de Mariano Rajoy por moción, y el legislativo nombrando sucesor
a un hombre que por voluntad propia renunció el año pasado a su escaño, son
clara muestra de que la democracia está muy lejos de ser la utopía que nos
enseñaron en la escuela y lejos de representar en la realidad la voluntad de la
mayoría de los votantes.
La democracia esta sobrevaluada y otro de los ejemplos
claros lo tenemos en Venezuela, donde un pillo de siete suelas se ha hecho del
poder a costas del bienestar y la felicidad de su pueblo. El problema actual se
basa en tener candidatos populares, sin importar su capacidad para gobernar un
país de manera armónica tanto al interior como en el exterior. El resultado es
que los payasos llegan al poder; Vicente Fox en su momento, Jimmy Morales en
Guatemala, Mariano Rajoy en España y Donald Trump como el epitome de esta farsa
de falsos estadistas. En las próximas semanas muy probablemente se añada a esta
lista Andrés Manuel López Obrador. La característica principal es que todos son
o han sido empáticos en su momento con quienes están enojados con el sistema,
pero ninguno de ellos es o ha sido capaz de contestar con propuestas, ni con
ideas, manejan un monologo dictatorial asimilado y creído a fuerza de repetirlo
que si uno se detiene a analizarlo es ofensivo a la inteligencia, del “Hoy, hoy, hoy” de Fox a la “Mafia del Poder” de López
Obrador no ha y diferencia alguna. Otros como Enrique Peña Nieto son simples
títeres de un sistema oligárquico que lo ayuda a llegar al poder con el finde
obtener sus beneficios.
En muchas series de
ciencia ficción actuales, Mr. Robot, Continuum, I zombie, Altered Carbon, entre
otras, tienen como propuesta que el gobierno ha sido anulado por grandes
corporativos, o esta al servicio de una plutocracia que controla la producción.
Si lo vemos con frialdad eso es algo que esta sucediendo ya. Cuando el
directivo de una constructora como OHL le grita a un gobernador como en su
momento lo hizo José Andrés de Oteyza a Peña Nieto, quien en ese momento dirigía
los destinos de los ciudadanos mexiquenses, difícilmente podemos equivocar la
señal. El que manda ni siquiera estuvo cerca de aparecer en una boleta
electoral.
Los políticos surgidos de la democracia desaparecen tras sus
años de servicio en las oficinas presidenciales, cualquiera que sea la duración
de este puesto. Los CEO de las empresas lo hacen al morir. Esto promueve la
corrupción entre los políticos que buscan asegurar su futuro través de manejar
un país como si fuera propio en los años que les dura el gobierno. La postura
en ese sentido de gobiernos como el de China y poco a poco lo que sucede en
Rusia son claros ejemplos de que la economía de estado evolucionó; el control
permanece en oficinas burocráticas del gobierno, pero la expansión y conquista
de mercados mundiales corre a cargo de empresarios que deben obedecer a los
gobiernos que por su parte siguen ejerciendo las dos potestades más importantes
del Estado; la seguridad y bienestar de sus gobernados. En China, al estilo
drástico de El Bronco, empresarios corruptos han sido condenados a la pena de
muerte, de la misma manera que funcionarios del gobierno que estaban coludidos
con ellos. Incluso la dictadura caribeña que es Cuba está mejor en muchos
rubros como salud y bienestar social que democracias del mundo libre como la
nuestra donde la pobreza extrema debería de ser algo que nos ofendiera al resto
de los mexicanos que durante décadas hemos escuchado el discurso vacío del
bienestar de las familias y el empleo creciente. Los empresarios políticos como
Berlusconi o Trump además de demagogos han resultado personajes negativos para
la política exterior e interior de su país.
Hoy López Obrador en su desmedida ambición por ser
presidente de México ha pactado con personajes como Alfonso Romo, Marcos
Fastlicht, suegro de Emilio Azcárraga Jean a quien López Obrador ha atacado en
más de una ocasión y acusado de ser parte de la Mafia del Poder, Ricardo
Salinas Pliego, entre otros. Las mafias del poder que tanto denuncia el
tabasqueño no son sólo políticas. Principalmente consisten en los empresarios y
corporativos que apoyan las candidaturas de los elegidos y eso incluye
definitivamente al tabasqueño, quien a diferencia de elecciones anteriores se
ha vuelto igual o más pragmático que sus criticados adversarios políticos.
Es imposible que exista una forma de gobierno perfecta, pero
si algo nos debe quedar claro después del experimento global del siglo XX y lo
que he hemos visto y vivido a lo largo de este siglo es que Platón tenía razón
y la democracia es una de las peores formas de gobierno.
publicado en blureport.com.mx el 7 de junio de 2018
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